El crimen organizado sigue creciendo en América Latina. Su presencia ya no se limita a barrios o ciudades; se extiende a gobiernos e instituciones. Según el Índice y Análisis de Riesgo País de América Latina 2025, este fenómeno es percibido como la mayor amenaza en la región.
Ecuador y Brasil encabezan la lista de países más preocupados, con una puntuación de 4,8 sobre 5. Les siguen Chile y México con 4,7. Colombia, Paraguay y Perú registran 4,6; Panamá y Bolivia 4,1; Argentina 4; República Dominicana 3,8 y El Salvador 3,7. A pesar de la posición más baja de El Salvador, el país ha logrado reducir la criminalidad a través de políticas estrictas que, según algunos críticos, limitan libertades civiles.
El aumento de la criminalidad preocupa en todos los países evaluados, con una puntuación media de 4,07, lo que los coloca en la categoría de “Alerta”. Esto refleja que los ciudadanos sienten que la seguridad está en riesgo y que las instituciones no siempre tienen las herramientas para enfrentar estos desafíos, según la Vanguardia MX.
Erich De La Fuente, profesor adjunto de Política y Relaciones Internacionales en la Universidad Internacional de Florida (FIU), describe al crimen organizado como una especie de “empresa multinacional”. Sus operaciones combinan actividades ilegales con negocios legales y cruzan fronteras. Esta expansión geográfica ha permitido que grupos delictivos tengan acceso a instituciones y debiliten la confianza de la población en los gobiernos.
El informe destaca que esta red criminal ha generado una crisis estatal que solo puede enfrentarse con resultados concretos en áreas clave, como empleo y seguridad. La cooperación internacional también es crucial. Estados Unidos, por ejemplo, puede aportar apoyo económico y estratégico, aunque De La Fuente advierte que las acciones militares aisladas, como los recientes bombardeos a narcobarcos, no resolverán el problema de raíz.
Más allá de la criminalidad, el informe resalta riesgos políticos, económicos e internacionales. La polarización política sigue afectando a los ciudadanos, mientras que el desempleo y la inflación son preocupaciones constantes. En términos económicos, Bolivia, México y Brasil registran los mayores riesgos, mientras que Argentina y Paraguay están en los niveles más bajos.
En 2025, América Latina enfrenta un escenario complejo. El crimen organizado no solo amenaza la seguridad, sino que también pone en juego la confianza en los gobiernos y la estabilidad social. La región necesita estrategias integrales, tanto internas como internacionales, para recuperar la seguridad y fortalecer sus instituciones.