Gracias a la señora del alcalde, que es melómana y emprendedora, se están desarrollando en Veraluz una variedad de actos culturales que, al principio, pueden parecer atrevidos pero que dejan una huella de curiosidad y entusiasmo en todos nosotros. Después de mucha preparación y búsquedas quiso que el pueblo se deleitara con Nabuco, de Verdi, que a muchos nos pareció un riesgo tendiente al fracaso, ya que en Veraluz no hemos sido educados en el lirismo musical de una ópera.
El Coro, a nuestro alcance económico, vino de Madrid con los músicos principales elegidos entre los que más destacaban. Doña Ramona nos fue explicando la trama de la obra y el dolor del pueblo judío que en ella se canta por sentirse cautivos en Babilonia. Cuando el Coro comienza con “Va, pensiero”, todos los presentes sentimos una emoción incontrolada: “Vuela, pensamiento, con alas doradas”. Peor fue en uno de los versos siguientes: “Oh mi patria, tan bella y perdida”…
Un solo clamor se oyó entonces en la Sala: “Presidente, dimite. Dimite, presidente” y alguna añadida grosería… Hay poemas que tocan el alma de todas las patrias en peligro.
Pedro Villarejo