¿Qué clase de persona es?
Lo confunden con una persona amargada con un enorme complejo de inferioridad que le obliga a menospreciar al otro por su propia inseguridad.
Suelen vivir carentes de empatía, la sensibilidad solo les aflora cuando pierden algo o alguien que consideraban de su propiedad.
Es muy triste encontrar personas así, pues te percatas de que no son felices con sus vidas, y las personas que por desgracia tienen que tratar con ellos se sentirán siempre atacadas y escudriñadas con objeciones absurdas.
Pero peor es cuando se encuentran con alguien que les planta cara sin miedo ni freno alguno, y al sentirse impotente, el maledicente se encabrita y es capaz de crear un cisma contra quien osa enfrentarse a él.
¿Y qué dice la Biblia de la maledicencia?
Apartar de vosotros la amargura, el enojo, la ira y la maledicencia, además de toda esa malicia que guardas.
Antes, ser benignos unos con otros, misericordiosos y lograr la capacidad del perdón como Dios os perdonó a vosotros en Cristo, su amado hijo.
El sinónimo más próximo a la maledicencia es: murmuración, chismorreo, habladuría y el culmen es la difamación.
Es una falta muy grave y se considera pecado en los creyentes. Y dice así: «El que sin razón alguna objetivamente válida manifiesta los defectos y las faltas de otros a personas que los ignoran. El que agravia y ofende sin medida ni cuidar en absoluto las palabras pronunciadas.»
En resumen, son personas sin medida ni contención en sus expresiones, que una vez descubiertos se amparan en su liderazgo para tumbar al que les molesta.
Como jefes, no darán un buen resultado a sus subordinados, que trabajarán constreñidos ante sus pretensiones, o mejor dicho presiones, para los objetivos de ese «maledicente jefe».
Solo tenemos un ombligo y es el nuestro.
“El maledicente” me ha gustado porque me ha hecho pensar en lo fácil que es hablar mal y lo difícil que es construir con palabras. Me transmite la importancia de no dejarse contagiar por la negatividad y de mantener la calma ante quienes siempre critican. Me quedo con la idea de que cada uno elige qué tipo de persona quiere ser: alguien que da paz o alguien que la quita. Es un texto que deja una sensación tranquila y te invita a ser más amable, incluso en medio del ruido.
Cuántas formas hay de quitarle la vida al prójimo?
La respuesta es ….muchas.
No sólo tu semejante tiene su parte biológica,este presenta además su actividad social,su desarrollo ético,moral y su dignidad entre otras cuestiones.
El «maledicente»es el gran asesino no penado,el gran asesino muchas veces anónimo,el gran asesino legalizado.
El gran asesino de espada húmeda,escondida entre la cueva de sus labios.
La «Gran Inquisición» terminando con la vida del inocente dejándolo desnudo de dignidad.
Una muerte segura,sin vuelta atrás y lo peor de todo un asesino sin mancha alguna de sangre en sus manos, sólo eso sí,un asesino con alma negra donde el infierno impera.
La maledicencia no es más que una forma de reflejar envidias No hay nada más peligroso que aquel que en su vida envidio o envidia al progimo Por eso el maledicente atacara con sus formas y palabras la vida de otros y así vivirá en una continua lucha por no saber valorar lo que tiene y anhelar lo de otros sin saber que cuanto mejor estén los demás mejor estará él y seguramente empezará a ser más feliz
¿Es correcto aplicar el término maledicente a una persona ?. ¿O es mejor hablar de que acostumbra a hacer comentarios maledicentes? Me surge esa reflexión, porque usado el término en las frases anteriores como sustantivo en lugar de como adjetivo me resulta demasiado categórico, llevándonos a la definición de una mala persona. Me quedo mejor con la segunda acepción, que describe lo que hacen algunas personas cuando se dejan llevar en momentos de su vida por la ira, la envidia y una latente carencia de autoestima.
Muchas gracias Mertxe, una vez más por hacernos reflexionar.
Es lo que unicamente pretendo , así surge el debate. Es siempre muy constructivo.
Gracias Pilar por tus reflexiones.
Gracias por leerme.