Sorpresivamente, Britney Spears desactivó este fin de semana su cuenta de Instagram. La artista había utilizado esta red como su principal medio de comunicación con los fans, donde acumulaba unos 42 millones de seguidores. En las últimas semanas, sus publicaciones habían generado preocupación por una nueva disputa con Kevin Federline, su exmarido y padre de sus dos hijos.
Al intentar acceder a su perfil (@britneyspears), la plataforma indica que la cuenta ya no está disponible y que «es posible que el enlace no funcione o que el perfil se haya suprimido».
Uno de sus últimos mensajes, publicado a mediados de octubre, respondía a los primeros extractos del libro de memorias de Federline, You Thought You Knew. En él, el DJ y bailarín afirmaba estar preocupado por la cantante y aseguraba que «se ha vuelto imposible fingir que todo va bien», según recoge Vanguardia (MX).
Spears, que estuvo casada con Federline entre 2004 y 2007, rechazó esa imagen en su publicación. Escribió:
«La constante manipulación por parte de mi exesposo es extremadamente dolorosa y agotadora. Siempre he suplicado tener una vida con mis hijos. Las relaciones con adolescentes varones son complejas. Me he sentido desmoralizada por esta situación y siempre he pedido, casi suplicado, que formen parte de mi vida»
En otro mensaje del mismo mes, la intérprete pareció aludir a los cuatro meses que pasó en rehabilitación en 2018, y señalaba:
«Siento que me quitaron las alas y que sufrí daño cerebral hace mucho tiempo. Por supuesto, he seguido adelante tras esa etapa difícil y me siento bendecida de estar viva…»
Desde el fin de su tutela en 2021, que durante casi 14 años mantuvo a su padre al frente de sus finanzas y vida personal, Spears ha estado bajo el foco mediático. Libre de ese control, la cantante de Toxic ha recibido críticas por algunas de sus publicaciones, en las que solía aparecer bailando o posando con naturalidad ante la cámara.
Su desaparición de Instagram, por ahora, añade un nuevo capítulo a la compleja vida pública de la artista.