Drew Barrymore ha vuelto a hablar de uno de los capítulos más difíciles de su vida. En una conversación reciente con la actriz y creadora Mae Martin en The Drew Barrymore Show, la presentadora recordó su paso por un centro de rehabilitación cuando tenía apenas 14 años.
La charla surgió a raíz de la serie Wayward, creada y protagonizada por Martin, que trata sobre adolescentes con problemas en un pequeño pueblo. El tema tocó fibras profundas en Barrymore, quien no dudó en compartir su experiencia.
“Mi paso por la institución me aportó mucha ligereza”, confesó. “Sé que suena extraño, pero me enseñó a decir la verdad, a ser valiente, a encontrar humor y heroísmo en medio del dolor. Fue durísimo, pero también lo mejor que me ha pasado”.
La actriz no oculta el sufrimiento que vivió en su adolescencia. A los trece años, ya estaba sumida en el consumo de drogas y alcohol. En una entrevista con The Guardian en 2015, contó que pasó 18 meses en rehabilitación, un periodo que la marcó profundamente. “Estaba enfadada, sola y sin rumbo. Me escapaba. No quería escuchar a nadie”, recordó entonces.
Hoy, con 50 años, Barrymore ve aquel periodo desde otro lugar. Su testimonio refleja una madurez alcanzada tras años de lucha, autoconocimiento y reconstrucción personal, según Diario las Américas.
Barrymore pertenece a una de las familias más legendarias del cine. Su apellido es sinónimo de Hollywood desde hace más de un siglo. Pero el brillo del éxito vino acompañado de sombras. Su padre, John Drew Barrymore, y su abuelo, John Barrymore, también lucharon contra el alcoholismo y la inestabilidad emocional.
Creció rodeada de fama, fiestas y un entorno sin límites claros. A los nueve años ya probaba el alcohol, y poco después llegó la cocaína. “Era una niña en un mundo de adultos”, ha reconocido en varias ocasiones.
La falta de contención y la presión de crecer bajo los reflectores la empujaron a tocar fondo demasiado pronto. Pero también la impulsaron a levantarse. Su paso por rehabilitación no solo la salvó, sino que marcó el inicio de su camino hacia una vida más consciente y estable.
Hoy, Barrymore utiliza su historia para inspirar a otros. No desde la culpa, sino desde la gratitud. “Todo lo que viví me hizo quien soy”, ha dicho. Y esa sinceridad, tan humana y directa, sigue siendo una de las razones por las que el público la admira.