Y sonaron las trompetas

4 de octubre de 2025
4 minutos de lectura
Los muros de Jericó.

España, de generación en generación, lleva en su historia siglos como país de católicos, y así nos convirtieron en aquella España católica donde nos educaban con los valores más apropiados para convertirnos en personas con respeto hacia nosotros y los demás.

A día de hoy, los creyentes de esta España desdibujada por sus gobernantes continuamos respetando y practicando los preceptos y obligaciones de buen cristiano, sin imposiciones, solo por nuestras propias convicciones adquiridas libremente por sus antecesores, y que es la mejor y más rica herencia que nos pudieron dejar.

Hoy estamos recibiendo a muchas personas fieles a otras creencias que son las que están obligadas a seguir en sus países y que las traen para cumplirlas con todas sus creencias sabiendo la obligación y el respeto que deben al país donde se quieren instalar, pero con su fidelidad inquebrantable a sus creencias.

España la católica, como la denominaban, hoy es un país laico, pero los  católicos seguimos cumpliendo con los preceptos dentro y fuera de nuestros hogares, cumpliendo con nuestras creencias, sin imposición y con respeto hacia los que llegan.

Siempre que los que se instalan en países que no son los suyos deberían respetar las normas de las formas de vida y costumbres del país que los acoge, así se integrarían mucho mejor y cumplirían con respeto y sin fisuras lo que se les demanda a todos los habitantes por igual en ese país al que llegan esperando su acogida.

Me viene a la memoria un pasaje de cuando estudiábamos en religión el antiguo testamento en el colegio, muchos años atrás de estos convulsos tiempos.

¿Recordáis el pasaje de las murallas de Jericó en la Biblia? Durante seis días, las trompetas de los israelitas tronaron rodeando las murallas, y al séptimo, dando un grito ensordecedor, las murallas cayeron, dejando libre el paso a los israelitas que tomaron la ciudad.

Solo fueron siete días los que los israelitas necesitaron para que las murallas que servían para salvaguardar la ciudad de Jericó se desplomaran, dejando expedito el camino para que pudieran entrar en la ciudad, dirigidos por Josué. (Libro de Josué, capítulo 6) Leerlo no os dejará indiferentes. Los israelitas tuvieron que cruzar el río Jordán para poder entrar a  la Tierra Prometida.

Es un buen apunte para saber el cómo y el porqué, y cómo a pesar de los tiempos, hoy todo se actualiza con sus pros y sus contras, mezclando creencias en libros sagrados historia de esos pueblos y mucha fe. Según su significado simbólico, significa el poder de Dios sobre cualquier fuerza o poder humano o a cualquier habilidad  militar.

Después de estudios fehacientes y excavaciones a lo largo de siglos, nos encontramos con descubrimientos que, si carecéis de curiosidad, no os molestéis, es mejor que dejéis el entendimiento dormido, pero los que poseáis vida interior, a pesar de la exterior, indagar sobre todos esos temas que no os podrán dejar de ningún modo impasibles.

Sin duda alguna, a pesar de lo largo que sea nuestro paso por esta vida, nunca tendremos el tiempo suficiente para conocer la verdad de tantos hechos históricos basados en las creencias firmes de muchos de nuestros  antecesores y muchos «curiosos» de hoy con motivaciones queriendo saber, sin lograr poseer, esas respuestas fiables tan necesarias para nuestra vida de hoy, tan pobre en espiritualidad.

Lo cierto es que todo tiene un significado y es desafío el sentido metafórico de muchos hechos que se dejan llevar por voces discordantes, que solo siembran una apatía o negación.

La despreocupación hoy es demasiado practicada para así poder disfrutar libremente y sin ningún tipo de creencias de esta vida, en toda su plenitud y entrega, dejando la parte espiritual fuera de sus vidas, para así lanzarse a vivirla a tope y sin freno alguno.

No todo es vivir, sabemos que es bello y gratificante, pero sin las respuestas viables es demasiado vacío y frío, pudiendo en algunas ocasiones  conducirnos al abismo del falso placer.

Estamos supeditados a consignas con las que venimos desde nuestro nacimiento, nuestros mayores no se percatan y los toman como ocurrencias de niños muy listos, pero es mucho más que eso, no es tan simple. Nada, está impreso en nosotros al azar.

El número siete es el protagonista desde el comienzo de nuestras vidas. Dios, para los creyentes, hizo el mundo en seis días y el séptimo descansó.
Los israelitas, según la biblia, necesitaron seis días y al séptimo cayeron las murallas de Jericó comandadas por Josué. Los siete sacerdotes tocaron cada uno con sus respectivas trompetas.

El siete es el final, y denota que el hecho está logrado. Los siete días de la semana. Los siete brazos de los candelabros judíos, el número siete, que a muchas personas les persigue en su vida, en situaciones que coinciden con ese número en fechas muy relevantes que suelen marcar  nuestra existencia.

No es una mera coincidencia, estaba acordado desde que fuiste engendrado, ¡recuérdalo! Las cabalas es mucho mejor dejarlas a un lado, es más aconsejable centrarnos, si queremos realidades, tenemos que  buscarlas con cierta cordura y con entusiasmo positivo además de la creencia firme de poderlo conseguir.

Desde ese momento nada será igual, será mejor y verdadero, te dará las pautas a seguir en este mundo lleno de todo y tú serás el único administrador aquí, solo por estar vivo.

Alegrías, tristezas, dolor y felicidad, amor y desamor, y solo tú serás el gestor de todos esos hechos.

Es de agradecer a nuestro destino para unos, creencias y espiritualidad para otros.

Gestionarlo de la manera más acertada posible, con ayuda o sin ella, solo dependerá en qué o en quién te apoyes.

2 Comments Responder

  1. Leyendo este artículo me quedo con la idea de que todos tenemos murallas que parecen imposibles de tumbar. Lo bonito es pensar que, igual que en Jericó, no caen por la fuerza bruta, sino por la constancia y la confianza en algo más grande que uno mismo. A veces lo difícil no es el muro en sí, sino creer que realmente puede caer. Y ahí es donde la fe, en el sentido amplio de la palabra, marca la diferencia.

  2. La falta de espiritualidad que se esta implantando cada día más en nuestro país, el vivir solo en la búsqueda del bienestar físico, sin atender a nuestra interioridad, a consolidar en nosotros unos valores firmes, que bien vienen facilitados por la Fe que profesa un pueblo y que como dices en otras culturas se mantiene con el pasar de los siglos, en nuestro caso está siendo abandonado por el descuido de la vida interior.
    Eso nos lleva a repetir como loros la voz que mas suena, sin reflexión alguna, sin análisis propio, sin tener el recurso a mirar bajo el prisma de nuestros preceptos adquiridos y madurados.
    Así nos va…
    Gracias Mertxe por tu continuo llamamiento al despertar de las mentes y de las almas.

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