La prostitución: el debate acerca del oficio más antiguo del mundo, que nuestros políticos avivan con nuevos proyectos de ley

27 de septiembre de 2025
7 minutos de lectura
Mujer caminando con tacones.

Su legalización es un tema que va más allá de la moralidad individual, involucrando la dignidad colectiva y la justicia social

MILAGROS MONTEMAYOR CONDE MARTÍNEZ

La legalización de la prostitución presenta uno de los dilemas sociales y morales más complicados del mundo actual. Impacta en derechos individuales, valores comunitarios, normas culturales, principios de equidad y en la misma estructura del sistema socioeconómico. Desde una perspectiva ética basada en la información recogida tanto en el documento adjunto al Cuestionario 26, así como en varias corrientes filosóficas propuestas a lo largo de la Historia (concretamente, deontología kantiana, utilitarismo, ética del cuidado y feminismo), expondré detalladamente los argumentos que a mi juicio, pudieran presentarse tanto a favor y como en contra de esta propuesta. Procedo pues a exponer la humilde opinión de esta servidora de los puntos tanto a favor como en contra de este nuevo proyecto de ley:

Argumentos contra la legalización de la prostitución

1. Trata de blancas y explotación sexual

Legalizar la prostitución no necesariamente implica la consecuente supresión de las redes de tráfico humano ilegal que operan en la clandestinidad. Por el contrario, ambas realidades pueden coexistir. Desde la ética kantiana, que enfatiza la obligación de considerar a cada ser humano como un fin en sí mismo (y no como mero medio para lograr cualquier otro fin), no debe promoverse ninguna forma de relación que implique la deshumanización o coerción de cualquiera de las partes implicadas. Las mujeres traídas con falsas promesas y forzadas a ejercer ésta profesión para pagar deudas al hampa bajo diversas coacciones, no lo hacen por su propia voluntad, por lo que regular su actividad podría dar una apariencia de legitimidad a una situación de esclavitud moderna.

2. Incremento del tráfico migratorio de mujeres en situación de extrema vulnerabilidad

Las redes de trata a menudo captan a mujeres extranjeras que sufren condiciones extremadamente deplorables en sus respectivos países de origen.

La legalización de ésta profesión sin un riguroso control sobre las condiciones laborales y migratorias de este sector de la población, podría incrementar las ganancias de estas organizaciones (puesto que al ejercer su oficio en condiciones legales, si éste crecimiento migratorio no es cautelosamente supervisado, podría favorecer el interés de las organizaciones ilegales en captar a más mujeres, que a su vez podrían atender a más clientes, haciendo más rentable su vil negocio). Esta circunstancia, amenaza la integridad de individuos ya desfavorecidos, prolongando su exclusión social y económica.

La explotación laboral y sexual de estas mujeres se legitima bajo la ilusión de una libre elección (puesto que fueron ellas quienes en un principio, bajo engañlos diversos, decidieron ingresar al país, para después continuar quí bajo coacción); y desafía los principios básicos de justicia, igualdad y libertad.

3. Imposición del estándar de belleza predominante

La legalización de la prostitución podría aumentar la discriminación estética que dicta que las mujeres deben cumplir con los estándares de belleza predominantes (juventud, delgadez, raza, etc.) para en consecuencia ser más deseadas, y contar con un mayor número de clientes. Aquellas que no satisfagan estos criterios se verán obligadas a adoptar prácticas más peligrosas o indeseadas para poder competir con sus homónimas.

Desde una ética del cuidado, esto simboliza la violación sistemática del respeto hacia la diversidad corporal y un fortalecimiento de las estructuras patriarcales que cosifican a la mujer como un objeto de consumo.

4. Imposibilidad de mantener su oficio a largo plazo

Las secuelas propias del envejecimiento natural del organismo, acentuado por el agotamiento emocional, pueden disminuir considerablemente la habilidad para generar ingresos en esta actividad. Esto deja a las empleadas sin alternativas efectivas para su reintegración laboral.

El sistema económico actual no asegura pensiones, jubilaciones ni estabilidad económica a medio y largo plazo, haciendo de la prostitución una profesión efímera, además de arriesgada. Esta inestabilidad perjudica el derecho a una existencia digna y al avance de un proyecto de vida sostenible.

5. Normalización de fetiches, parafilias sexuales e incluso efebofilia

La presión del mercado sexual, con frecuencia empuja a las trabajadoras del sexo a aceptar prácticas humillantes, en ocasiones incluso extremas, a fin de conseguirun mayor número de clientes.

Entre estas prácticas, se encontrarían las parafilias y el fetichismo, entre otras actividades sexuales no habituales, que pueden conllevar riesgos tanto físicos como psicológicos para la mujer. En situaciones límite, la demanda de servicios hacia mujeres muy jóvenes se normaliza, rozando comportamientos de efebofílicos.

Una ética feminista critica la comercialización ilimitada al servicio del deseo masculino y demanda poner en primer lugar la defensa y la autonomía de éstas profesionales.

6. Impacto sobre la institución de la familia tradicional y las relaciones interpersonales

La legalización de la prostitución, podría impulsar la aceptación del sexo con profesionales fuera de la relación de pareja convencional, disminuyendo la comunicación emocional en las relaciones estables; puesto que habitualmente, la mayor parte de las mujeres en edad sexualmente activa, no acepta llevar a cabo algunas prácticas que sí resultan comunes en «espacios de ocio nocturno».

En consecuecia, algunos hombres podrían acudir a éstos espacios como alternativa viable, en lugar de invertir el esfuerzo necesario para desarrollar una relación afectivo-sexual saludable con sus respectivas parejas emocionales. Esto influye en el valor de la reciprocidad, la empatía y la creación conjunta de la felicidad.

Ya en la Grecia Clásica, época dorada de la filosofía, Epicuro de Samos defendía la búsqueda de los placeres espirituales y profundos, por encima de los terrenales y banales. Además, desde el punto de vista aristotélico, la búsqueda del placer inmediato reemplaza la virtud del esfuerzo compartido por un bienestar personal efímero.

7. Secuelas psicológicas en las profesionales del sexo y estigmatización de su persona y profesión

Incluso con el pertinente respaldo legal, la prostitución puede causar serias secuelas emocionales en las mujeres que ejercen esta profesión como pudieran ser: trastornos de ansiedad, depresión, disociación afectiva, disminución de autoestima, entre otros.

La mayoría de las profesionales, viven en constante conflicto entre sus acciones cotidianes y suscreencias acerca de lo que consideran moralmente apropiado.

Asimismo, el estigma social puede perdurar, separando a estas personas de una red social de apoyo, y complicando su futura reinserción en otros ámbitos laborales. La ética del cuidado enfatiza la importancia de brindar apoyo emocional a las personas y establecer espacios de validación y respaldo emocional.

Por otra parte, considero que al generar éstas trabajadoras unos ingresos lucrativos mayores que otras mujeres insertadas en otros ámbitos laborales, serían víctima de la crítica, envidia y consecuente marginación por parte de las propias mujeres correctamente insertadas en el ámbito social mayoritario.

Argumentos a favor de la legalización de la prostitución

1. Mayor protección legal y sanitaria

Una nueva normativa legal, posibilitaría revisiones sanitarias regulares, control de enfermedades y del bienestar físico y emocional de las trabajadoras. En estos locales ahora autorizados, se podrían evitar casos de abuso o explotación, puesto que un mayor control sanitario, y un paradigma legal que respaldase su actividad, tanto clientes como trabajadoras, podrían denunciar tanto condiciones sanitarias deplorables, como la comisión de otros delitos como agresiones varias, rejertas, tráfico y consumo de estupefacientes, violaciones, …

El utilitarismo promueve acciones que optimicen el bienestar colectivo; en este contexto, reduciría el riesgo de violencia, enfermedades y exclusión social, tanto para los usuarios como para las empleadas.

2. Ejercicio de la profesión en el marco de la libertad individual de cada trabajadora sexual

De ejercer cada trabajadora su profesión libremente, considero que el Estado español no debiera vulnerar su derecho fundamental a la libertad individual.

En el marco del movimiento ilustrado, ya se reconocía la autonomía como un fundamento de la dignidad humana. Rechazar esta opción significa considerar a la mujer como no apta para hacer elecciones fundamentadas sobre su cuerpo y su existencia. El aspecto fundamental radica en el consentimiento informado sobre los riesgos que entraña la profesión por parte de las trabajadoras sexuales, y en la ausencia de presión, extorsión, coacción o incluso extrema necesidad económica urgente que satisfacer.

3. Empoderamiento económico

La prostitución puede representar una salida financiera para mujeres sin educación formal, sin documentos o sin otra oportunidad laboral sólida. Con su legalización, se evitaría su penalización, dándoles beneficios como la cotización laboral en el régimen de la seguridad social, adherirse a los derechos proporcionados por esta institución, e incluso exigir otros derechos laborales fundamentales.

Desde la perspectiva del feminismo interseccional, es fundamental valorar la heterogeneidad de las distintas realidades personales, y no establecer un solo modelo de liberación. No todas las mujeres cuentan con las mismas oportunidades, y para algunas, la prostitución puede ser una alternativa válida adaptada a sus circunstancias particulares.

4. Fiscalidad

Legalizar la prostitución facilitaría al Estado la recaudación de nuevos impuestos, controlar la actividad laboral autónoma de cada trabajadora sexual y destinar estos nuevos recursos generados a programas de salud, educación y reinserción, además de ayudar a combatir la economía sumergida. Una supervisión laboral y fiscal adecuadas, fomentaría condiciones de trabajo más dignas, contratos laborales óptimos con periodos de descanso establecidos, servicios de prevención de riesgos y protocolos contra el acoso sexual o cualquier otro tipo de abuso.

Conclusiones

La prostitución no debe considerarse solo como un asunto moral personal, sino como un fenómeno estructural que integra desigualdad de género, pobreza, migración, patriarcado y autonomía individual.

Una legislación ética comprometida con el bienestar de estas trabajadoras debe integrar:

​- El reconocimiento de la libertad personal (sin sucumbir al liberalismo ingenuo).

​- La salvaguarda de los derechos humanos (sin enfoque punitivo).

​- El impulso del bien colectivo y la equidad social.

​- La educación en afectividad y sexualidad para transformar patrones culturales.

​- La distinción precisa entre prostitución y explotación sexual.

Por lo tanto, la legalización de la prostitución podría considerarse moralmente permisible si se lleva a cabo con una regulación ética muy rigurosa que asegure:

​- Consentimiento voluntario y consciente.

​- Condiciones laborales justas.

​- Acceso a servicios de salud y apoyo psicológico.

​- Imposición equitativa.

​- Acción eficaz contra la trata y la explotación.

​- Tolerancia cero ante la estigmatización a través de campañas de concientización.

​- Opciones de empleo auténticas para aquellas profesionales que deseen cambiar de sector laboral.

Cualquier normativa que no incluya estos mínimos sería únicamente una cubierta legal para la explotación.

En conclusión, la legalización de la prostitución es un tema que va más allá de la moralidad individual, involucrando la dignidad colectiva y la justicia social, dentro de un marco ético razonable.

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