La situación de los incendios forestales en el noroeste de la península continúa siendo muy grave, con focos activos en Galicia, Castilla y León, Asturias y Extremadura. El fuego avanza con rapidez y obliga a vecinos, bomberos y autoridades a enfrentarse a un escenario cada vez más complejo.
En Galicia, la comarca lucense de Quiroga permanece en alerta nivel 2 tras un incendio que se propagó rápidamente por laderas cercanas a viviendas. Los equipos de extinción trabajaron durante toda la noche, pero el viento y las altas temperaturas mantienen el riesgo elevado.
En Castilla y León, los fuegos se prolongan desde hace más de tres semanas. En la provincia de León, varios focos se reavivaron en las últimas horas, lo que obligó a la evacuación de ocho localidades. Aunque muchos vecinos se resisten a abandonar sus casas, la Guardia Civil ha reforzado los desalojos.
El incendio originado en Ourense hace 11 días sigue siendo uno de los más graves, al extenderse hasta León y Zamora. El avance de las llamas ha obligado a cortar carreteras y a suspender el tráfico ferroviario entre A Coruña y Ponferrada, tras verse afectadas las vías del tren.
En Asturias permanecen activos tres de los cinco focos detectados, en Degaña, Genestoso y Somiedo, donde ya se han calcinado más de 6.000 hectáreas. El presidente del Principado, Adrián Barbón, ha anunciado reuniones con los gobiernos vecinos para mejorar la coordinación. En Extremadura, el incendio de Jarilla, considerado el más grave de su historia reciente, está controlado, aunque las pérdidas agrícolas y ganaderas superan los cinco millones de euros.