El reconocido cantante Alejandro Sanz ha sido puesto en el centro del debate público después de que una mujer identificada como Ivet Playà, originaria de Barcelona, difundiera en redes sociales su versión de una supuesta relación personal con el artista, marcada —según su testimonio— por una dinámica desigual y emocionalmente destructiva.
A través de una serie de vídeos en TikTok, la joven relató cómo su vínculo con el intérprete de Corazón Partío comenzó cuando ella tenía 17 años y era una fan más. La historia, que ha generado una ola de reacciones en internet, pone en entredicho la responsabilidad afectiva en vínculos desiguales entre figuras públicas y admiradores, según una información publicada en Diario de Yucatán.
Playà asegura que en 2015, siendo menor de edad, Sanz comenzó a seguirla en redes sociales e interactuar con sus publicaciones. «Me impactó que alguien tan famoso me escribiera. Yo era una niña», afirma en uno de sus vídeos. Al cumplir los 18 años, según relata, tuvo su primer encuentro personal con el cantante, quien entonces tenía 49.
Años después, según su testimonio, se mudó a Madrid para trabajar con él. “Dejé mi hogar en Barcelona porque me contrató para trabajar para él. Creí que estaba viviendo un sueño”, explica. No obstante, esa cercanía laboral habría derivado en una relación íntima que, según ella, se tornó emocionalmente compleja y perjudicial.
La joven catalana afirma que el vínculo sexual con Sanz, más allá del consentimiento, estuvo cargado de manipulación emocional y desbalance de poder. “Para mí fue muy duro saber que él sabía quién era yo desde el principio. Sabía que era una niña”, sostiene entre lágrimas en uno de los vídeos publicados.
También expresó preocupación por el manejo de su intimidad: conversaciones privadas, imágenes y mensajes que compartió con el cantante y que, según sospecha, podrían no haber quedado exclusivamente en su poder. “Me siento engañada, humillada e incluso sucia”, declaró.
Las declaraciones de Playà han generado un intenso debate. Mientras algunos usuarios han mostrado empatía por su testimonio, otros la han cuestionado por hacer público un relato en el que ella misma asegura que no se cometió ningún delito.
Ella insiste en que su intención no es denunciar un hecho penal, sino visibilizar una experiencia que considera emocionalmente abusiva y desequilibrada. “Sus acciones traspasaron lo que yo considero moral e incluso humano”, sentenció.
Ante la creciente atención mediática, Alejandro Sanz sí ha respondido públicamente a las acusaciones. A través de un breve comunicado en redes sociales, el artista negó rotundamente haber actuado de forma inapropiada o haber vulnerado la integridad de Ivet Playà.
Sanz también pidió respeto tanto para su vida privada como para la de la joven, y se mostró dispuesto a “afrontar cualquier conversación desde el respeto y la verdad”.