El Atlético de Madrid no pudo tener un peor estreno en el Mundial de Clubes. En el majestuoso Rose Bowl de Pasadena, los de Simeone cayeron con estrépito ante un París Saint-Germain que mostró sus credenciales de campeón europeo con una contundente victoria por 4-0. El resultado fue reflejo de una primera parte en la que los rojiblancos estuvieron desaparecidos y de una segunda mitad en la que, pese a intentarlo, les faltó acierto… y suerte, según una información publicada en Europa Press.
La puesta en escena del Atlético fue todo lo contrario a lo que demanda un torneo de este calibre. Desubicado, sin ritmo ni ideas, el conjunto madrileño apenas logró inquietar a un PSG que jugó con autoridad y clase. Fabián Ruiz abrió el marcador en el minuto 19 y, justo antes del descanso, Vitinha dobló la ventaja tras una combinación letal. Entre tanto, Oblak se multiplicaba para evitar una goleada que se mascaba desde muy temprano.
La entrada de Koke tras el descanso cambió la cara de los colchoneros. Más intensos y con algo más de balón, los de Simeone rozaron el 2-1 con un gol de Julián Álvarez que fue anulado por una discutida falta previa. La polémica encendió a los rojiblancos, pero también encendió las alarmas: Lenglet vio la segunda amarilla en el 77′ y dejó a los suyos con diez justo cuando más empujaban.
Lo que pudo ser una reacción quedó en nada cuando Alexander Sorloth, a puerta vacía, falló una ocasión clamorosa que habría metido al Atleti en el partido. El castigo fue inmediato. En la jugada siguiente, Mayulu firmó el tercero para un PSG ya lanzado. En el descuento, el VAR señaló penalti por mano de Le Normand y Kang-in Lee lo transformó para cerrar la goleada.
La derrota deja al Atlético de Madrid sin red de seguridad en el Grupo B. Tendrá que vencer sí o sí a Botafogo y Seattle Sounders si quiere tener opciones de meterse en los cruces. Mientras tanto, el PSG de Luis Enrique se reafirma como favorito y demuestra que va en serio a por el título mundial.