La osteoartritis (OA) es la enfermedad articular más frecuente entre adultos, aunque también puede presentarse en personas jóvenes expuestas a cargas físicas repetidas. Afecta manos, rodillas, caderas y pies, causando dolor crónico, rigidez y dificultad para moverse, según una información publicada en Diario de Yucatán.
Los síntomas más comunes incluyen dolor persistente, hinchazón, deformidades visibles como los nódulos de Heberden o Bouchard en los dedos, y limitaciones en tareas tan simples como caminar, cocinar o subir escaleras.
Las radiografías revelan una pérdida progresiva del cartílago, formación de osteofitos y endurecimiento del hueso. El líquido sinovial se vuelve menos eficaz, acelerando el deterioro de la articulación.
Aunque la osteoartritis se consideraba una enfermedad por desgaste, ahora se sabe que procesos inflamatorios también juegan un papel clave. Citocinas como la IL-6 o el TNF-alfa, y otras proteínas como la leptina, se asocian con la gravedad del daño.
No hay una prueba única. Se requiere una evaluación clínica completa, radiografías y, en algunos casos, análisis del líquido sinovial. La IL-8 podría ayudar a afinar el diagnóstico, pero su uso aún es limitado por coste y disponibilidad.
Antiinflamatorios, analgésicos, terapia física y, en algunos casos, cirugía de reemplazo articular son claves en el tratamiento. La información y el acompañamiento familiar son fundamentales para mejorar la calidad de vida.