Conmovida y visiblemente afectada, Dalma Maradona, hija del ícono del fútbol argentino Diego Armando Maradona, rompió su silencio este miércoles en una de las audiencias más emotivas del juicio que investiga las circunstancias de la muerte de su padre. Durante la undécima jornada del proceso judicial, señaló directamente al equipo médico por el fallecimiento del exfutbolista el 25 de noviembre de 2020, a los 60 años.
“Lo extraño todos los días de mi vida y me da pena saber que, si ellos hubiesen hecho su trabajo, esto se podría haber evitado. Sigue siendo muy doloroso el maltrato que recibió”, expresó Dalma entre lágrimas.
La hija mayor que Diego tuvo con Claudia Villafañe responsabilizó al entorno médico que lo asistía en sus últimos días, asegurando que su padre no recibió los cuidados prometidos después de ser dado de alta tras su última cirugía el 3 de noviembre de ese año.
“Nos prometieron enfermeras 24 horas, gente que le pudiera dar los medicamentos”, denunció, afirmando que, en cambio, se ignoraron las señales del deterioro físico de Maradona, al mismo tiempo que se le impedía el contacto con su familia.
Uno de los momentos más impactantes de su testimonio llegó al describir las condiciones en las que se encontraba la vivienda de Tigre donde murió su padre: “Cuando planteamos por qué no había una ambulancia afuera, nos decían: ‘Está pedida, va a venir’. Luque y (la psiquiatra Agustina) Cosachov decían que era la culpa de (la empresa de salud) Swiss Medical”, relató con indignación.
Y añadió detalles estremecedores: “El lugar era un asco, había olor a pis, la cama que tenía era un asco. Había un inodoro portátil, estaba ese panel que habían puesto en las ventanas para que no hubiera luz, y una puerta corrediza. La habitación era horrible. No había baño cerca y la cocina era un asco. No me consta que hubiera habido una persona que se encargara de la limpieza”.
El exabogado y amigo del Diez, Víctor Stinfale, también prestó declaración durante la audiencia y se sumó a las críticas, asegurando que el foco médico estuvo mal puesto desde el principio. “Se preocuparon por la adicción de Diego y no se preocuparon por el corazón”, dijo, señalando a Luque como responsable de coordinar a los especialistas. “Con un poquito de eso creo que se hubiera salvado”, sostuvo.
El juicio involucra a siete profesionales de la salud, entre ellos el neurocirujano Leopoldo Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos Díaz, la doctora Nancy Forlini, el médico Pedro Di Spagna, el coordinador de enfermeros Mariano Perroni y el enfermero Ricardo Almirón. La octava imputada, la enfermera Gisela Madrid, será juzgada por un jurado como solicitó.
Los jueces Maximiliano Savarino, Verónica Di Tommaso y Julieta Makintach deberán determinar si los imputados son culpables del delito de homicidio simple con dolo eventual, un cargo que podría costarles hasta 25 años de prisión.
Por su interés reproducimos este artículo de Diario de Yucatán.