El transresveratrol, una forma activa del conocido resveratrol, ha captado el interés de la ciencia y del mercado de la salud por su potencial en la prevención del envejecimiento prematuro y varias enfermedades. Aunque se encuentra de forma natural en alimentos como las uvas, el cacao o los cacahuetes, su versión en suplemento ofrece concentraciones imposibles de alcanzar con la dieta habitual.
A diferencia del resveratrol convencional, el transresveratrol destaca por su alta biodisponibilidad: el cuerpo lo absorbe mejor y más rápido. Esta ventaja convierte a este antioxidante en una alternativa eficaz para quienes buscan cuidar su salud desde dentro, sin necesidad de consumir grandes cantidades de vino o fruta.
Los estudios sugieren que este compuesto favorece la salud cardiovascular, mejora la circulación y ayuda a reducir la presión arterial. Además, sus efectos antioxidantes pueden retrasar el deterioro celular, lo que lo posiciona como un posible aliado contra el envejecimiento cutáneo y el daño solar, según una información de N. León publicada en Excelsior.
Investigaciones preliminares apuntan a posibles efectos anticancerígenos, en especial frente a tumores de colon, mama o próstata. También se están estudiando sus beneficios neurológicos, ya que podría contribuir a mejorar la memoria y reducir el riesgo de enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson.
El transresveratrol se presenta principalmente en cápsulas o tabletas. Se recomienda consultar con un profesional sanitario antes de tomarlo.
Aunque todavía hacen falta más estudios a largo plazo, se perfila como una herramienta interesante dentro del campo de la prevención en salud. Su uso debe ser responsable y complementario a un estilo de vida saludable, con una alimentación equilibrada y ejercicio regular.