En momentos de ímpetus autocráticos como los que gravitan sobre las instituciones de la España que desgobierna Pedro Sánchez, dan ganas de besar el suelo que pisó Montesquieu.
Y repugna tirar de la vídeoteca y escuchar a Sánchez afirmar que un gobierno sin presupuestos no es gobierno y debe convocar elecciones, o llamar «indecente» a Rajoy y plantarle una moción de censura por una simple palabra que lanzó un juez en una sentencia sobre la Gürtel.
Al ultraembustero Sánchez le resbala la mierda que barniza a su exnúmero 2, a su hermano el tímido, a su cultísima mujer seudocatedrática, y aún es pronto para certificar si también a él mismo. No tiene proyecto político, solo ambición personal, la nada multiplicada por cero. Ese es Pedro Sánchez.
Es pasable maquinando cómo desbaratar España para seguir atado al trono, o como patear a la justicia, si es preciso con el BOE, para salvarlos a todos de la quema judicial. Con razón tuvo tanta prisa en poner a Pumpido en el Tribunal Constitucional.
Mientras él destroza España (lo último es que ha transferido a Puigdemont el control de las fronteras catalanas), Cándido se lo hila jurídicamente. Espera un puesto vitalicio en el Consejo de Estado, el lucrativo cementerio de elefantes del PSOE.
La separación de poderes que ideó el gran jurista parisino se alza hoy como la espada providencial a la que aferrarse.
Sobre todo a la judicial (las otras dos están contaminadas de monolitismo y dedazos). Es la que, por ahora, está frenando al tipo que escondió la urna detrás de la cortina del PSOE de Ferraz para chupar el poder socialista. Entonces estaba Rubalcaba, hoy solo quedan los jueces…
El Congreso se ha convertido en un corral de mamporreros legisladores, hay excepciones, que porfían en los aplausos a las pláticas del líder, estilo norcoreano. Aunque diga una pollada/pendejada, salga por peteneras, o enmierde con más trolas… Palmas y más palmas.
Y no ha dicho nada. O ni los suyos le creen.
En aplausos bajo los tiros de Tejero los diputados suelen perder media mañana. Se otean entre ellos a ver quién deja antes de palmear al amado líder.
La preocupación ahora de los periodistas de siempre del Congreso y de los Paxti López y Óscar Puente es expulsar al reportero Vito Quilez porque hace preguntas incómodas y no se corta un pelo. Como debe ser. Pregunta lo que los otros no se atreven.
Expulsarle sería un atentado a la libertad de prensa. Los jueces no lo permitirán.
Menos mal, decíamos, que, de momento, los tres poderes siguen divididos en España y los Marchena, Peinado, Hurtado, Puente, Carretero, y antes García-Castellón, eran y son un parapeto frente a las fechorías sanchistas.
Salvo que Marlaska el convencido les mande a la UIP de la Policía, no van a permitir que un poder se apodere de los otros por medio de los Pumpidos y García-Ortiz de turno. Tampoco Europa.
Montesquieu alertó de la imperante necesidad de que los poderes se frenen entre sí. El problema es cuando el ultraembustero logra colocar a Pumpido en la cima de la justicia para que blanquee los chanchullos que perpetra y seguir en el trono.
No tiene escrúpulos. Es de los tontos con mala leche, los más dañinos.
No frenarle, sería una hecatombe para todos: Maduro, Los Castro, Kim Jong Un…
Lo nunca visto.
Bueno, hay alguien que sí lo ha visto todo. Si sus oídos hablaran, ella misma acabaría en la cárcel. Lo de Air Europa es gravísimo. Darle casi 500 millones de todos a una compañía sin demostrada insolvencia es un robo y un tráfico de influencias como un témpano, ¿verdad, Begoña?
Se sabrá si también hubo cohecho.
La muy amada de Sánchez es más liberal en lo sexual que Milei en lo económico. Sus oídos y sus labios, y Whattsaap, guardan joyas informativas y delictivas propias y ajenas. E hincan sus raíces en su juventud.
¿Se imaginan ustedes lo que ha podido escudriñar esta criatura humana de rubia melena durante sus años en las saunas gais sabidianas de su padre cuando recogía el dinero de las cajas, tras la tenue barra de sus locales?
¿Mezcló alguna vez Begoña el negocio con el sexo?
¿Tienen que ver algo su sapiencia acumulada de aquellas prácticas contables con la cátedra de no sé qué sostenible que le regaló la Complutense, o con los turbios negocios que le indeaga el juez Peinado?
Y una curiosidad: ¿estuvo en las saunas gratis total Ábalos, aunque fuera de soslayo, y más sabiendo que su amigo Pedro lo dejaba pasar por el morro, a él y, cómo no, a Koldo? ¿O ellos iban de puticlub ibéricos?
Resulta de coña escuchar a Ábalos decir en el programa de Risto, antes de saltar el escándalo, que él jamás había estado con ninguna prostituta. Porque no lo había necesitado. Para mear y no echar ni gota, José Luis.
Ábalos acabará en el talego. Aún es pronto para saber si hará un bárcenas (¡¡¡uyyy qué miedo, Pedro!!!) o se comerá el marrón solo e íntegro, confiado en una intercesión sanchista que detenga su predecible calvario judicial.
Si es que entonces manda Sánchez, ojo. Veremos quién le arranca a este las manos con las que se ha encadenado a los barrotes de las ventanas de La Moncloa. No se va ni echándole agua caliente al Ottite de su sillón.
Abalos sabe que ni Feijóo ni Abascal le perdonarán al estilo EREs o amnistía. Demasiado puterío y trinque. Chicas que cobraban móminas de organismos públicos por complacer al ex ministro. O sea, él se las cepillaba, Jessica es solo una de ellas, y todos se lo pagamos.
Otra cuestión, ¿Koldo tenía las suyas, o se las pasaban?
Porque si Begoña ha visto entrepiernas ocultas bajo sobacos corruptos, imagínense Ábalos.
Si don José Luis Ábalos, hijo de torero, contara, me lo invento, las veces que a Koldo y a él se le ponían los ojos como bolillos chispeantes. Imaginando aquellas bolsa con el anagrama del dólar que emergían sobre las cabezas pensantes de los dibujos animados…
Si Ábalos rememorara aquellos lo que hablaron en aquellos trayectos recorriendo España en un coche viejo, con Sánchez, Koldo y él mismo. Para las primarias del PSOE, entre mitin y mitin, elucubrando sobre cómo cebar el bolsillo si Pedrito llegaba al poder…
Convertido en doctor por similar camino que el de su amada Begoña hacia la cátedra, victimizándose del aparato del partido, tras lo de la cortinilla de la urna, resultó, empero, que el niño Pedro le ganó a Susana Díaz.
Como jefe del PSOE, y ávido de poder, dio a todo el mundo, catalanes, vascos, herederos de ETA, lo que no es suyo. Y se hizo con La Moncloa. «Carlas, si me votas, yo, como presidente, te daré el oro y el moro». Es su única verdad. Lo único que ha cumplido.
La penúltima entrega, 14.000 millones, y las fronteras de Cataluña para Cataluña. Así es la voracidad de Sánchez. Empieza a repugnar en la calle y en las tertulias de bar.
Se alió con todos los que quieren destruir a España, desdiciéndose de sí mismo, para llegar a La Moncloa en la famosa moción de censura del bolso de Soraya en el asiento de un Rajoy que aquel día se sabía el final. Y se entregó a la bebida.
De aquel bolso ha aflorado -no sólo un tipo capaz de reenviar a Puigdemont el oro sobrante del Moscú de la postGuerra Civil con tal de seguir sentado en la silla de la Moncloa-, un dato comúnmente aceptado: es el mayor ultraembustero político de la centuria.
Sonroja ver los vídeos de lo que decía que nunca haría lo que está haciendo.
Lo del cambio de opinión es otra bola más de Sánchez. Cambia porque si no cambia, el fugitivo separatista Puigdemont lo echa. Ese es el motivo real. Luego inventa -él no, sus asesores, él no alcanza…- una frase emperifollada para justificar su maquiavelismo.
Cuando quiere censurar y controlar a la prensa para que no se metan con su Begoña y su hermano el de las artes escénicas, lo vende como la regeneración democrática contra el bulo. Él sí que es un bulo…
Es moral el cambio de opinión cuando este beneficia al colectivo, pero inmoral y mentiroso cuando le beneficia exclusivamente a él. (lo decía Leon Tolstói).
Beneficia a sus ansias de repartir cargos. Tiene 500 asesores y 23 ministerios. Inédito.
La antepenúltima de Sánchez es que ha cogido casi 3.000 millones del erario público para hacerse con el mando de Telefónica y, por extensión, de la publicidad que esta compañía genera para las flacas arcas de los medios. Tiene un ejército de acólitos mediáticos.
También quiere a Telefónica como instrumento para echar al actual mayor accionista de El País y la Ser y colocar a alguien que le mime la oreja y sublime su gestión. Pero ni siquiera puede hacer unos presupuestos. Y sigue ahí. Habrá tiros para echarlo.
La operación Prisa es ya una encarnizada batalla. Pedro Sánchez ha dispuesto del total favor de Prisa desde que llegó a La Moncloa, mediante un pacto tácito y expreso con el actual dueño de El País y la Ser.
Tenía comisarios políticos en la Casa, Contreras y Barroso, hombres de Zapatero.
Pero al hoy jefe de Prisa, un francés de rarísimo apellido, Joseph Marie Oughourlian, se le han inflado las pelotas y no quiere participar ni soltar dinero para hacer una telepedro. No quiere invertir más dinero.
Ha metido 350 millones en Prisa y solo quiere recuperar su dinero. No perder más. Y ahora Pedro, que sí quiere su tele, va a por él con todo el poder de Telefónica y del Estado.
En junio se celebrará una junta de accionistas crucial en Prisa. Oughourlian tiene fe en ganar esa batalla. Si la gana, que se prepare Sánchez…
Pero si pierde, que se prepare él.
Mientras, la amada Begoña, sigue a lo suyo. A no decir nada. Nada de nada sobre los chanchullos corruptos que le atribuyen los jueces.
Últimamente, Begoña se queda absorta en sus recuerdos. Es una forma de liberación contra el acoso mediático y judicial que su marido le ha prometido segar de raíz aunque se lleve por delante la democracia y la división de poderes.
Con el BOE, como siempre, y tras el peaje a Puigdemont. Cada ley que aprueba cuesta un riñón a los españoles. Así es Sánchez.
Recuerdos del ayer bajo luces de neón son los de Begoña hoy, la amadísima. Qué le pregunten, es solo un ejemplo, al granadino Rafael Amargo, fervoroso cliente de las saunas de Begoña. Él también tiene memoria.
En casa del bailarín se han hecho, cuentan testigos, algunas de las más trepidantes orgías de España. Igual que en los antros sabidianos de Begoña.
Con personajes tan variopintos que, para encajarlos, Irene Montero tendría que patentar todas las vocales anejas a la eñe y a la T, tíos, tías, ties… y añadir el tius y tiis y niñis y niñus.
!!!Qué no habrá visto Begoña…Y qué le quedará por ver…¡¡¡
Que Montesquieu nos pille confesados.
Lo que dice el artículo es fuerte, pero verdad. Sánchez ya repugna
El artículo resume bien a estos personajes
Es verdad que da asco como este presidente corrupto se ha amarrado al poder.
Articulo valiente y verifico. mis felicitaciones a la periodista Eva C. por sus arrestos.. fuera Sánchez..
la cronista dibuja muy bien al personaje Sánchez.
Solo se dicen verdades. Por duras que sean. Buen artículo.
la cronista retrata muy bien al personaje Sánchez.
hace algunos años veía las tertulias, noticias y medios de comunicación … estaba al tanto de todo y me gustaba muchísimo tener una opinión bien lucrada y recogida de tantas tertulias e intelectuales de los medios de comunicación, ahora desde hace tiempo no veo nada, sé de memoria cuando veo su foto por casualidad en algún medio lo que está tramando y maquinando…
me causa pavor y vergüenza; espero un final catastrófico, no soy del PP ni de la p*** madre que los parió a todos, pero Rajoy de mi alma te echo de menos»
echo de menos el barco de Piolín» echo de menos un parlamento serio sin palmeros, chupa charcos.
Feijo no vales ni el esbrozo de los ajos, no tienes liderazgo, vete y deja a Soraya que intente remendar algo de esta podrida imagen parlamentaria.
Verdades, buen artículo. Como dice Cebrian, Pedro es un idiota