Los niveles de colesterol LDL, conocido como «colesterol malo», están estrechamente ligados a la dieta y son un factor clave en el desarrollo de arteriosclerosis, según Jacinto Fernández Pardo, especialista del Hospital Reina Sofía de Murcia y vicepresidente de la Sociedad Española de Arteriosclerosis.
Este tipo de colesterol puede acumularse en las arterias, desencadenando una inflamación que origina placas de ateroma, principales responsables de complicaciones cardiovasculares graves.
Entre los alimentos que más contribuyen al aumento del colesterol LDL destacan las grasas saturadas presentes en carnes rojas como ternera, cerdo y cordero. También las grasas trans, comunes en productos ultraprocesados y alimentos fritos, tienen un efecto negativo en el perfil lipídico.
Además, los azúcares añadidos y aceites hidrogenados, utilizados en comidas rápidas y productos precocinados, incrementan el riesgo cardiovascular al elevar triglicéridos y fomentar obesidad.
Por otro lado, el consumo de huevos, históricamente relacionado con el aumento del LDL, no supone un riesgo significativo. Según expertos, su contenido en grasas insaturadas y fosfolípidos minimiza su impacto.
La clave para un colesterol saludable radica en limitar grasas saturadas y trans, evitando alimentos ultraprocesados, y optando por una dieta balanceada para proteger el corazón, detalla El Diario de la Pampa.