Hoy: 20 de diciembre de 2024
La actriz Marisa Paredes, fallecida el pasado 16 de diciembre, ha dejado un modesto pero significativo legado a su hija, la también actriz María Isasi. El patrimonio principal que hereda María es el piso en el que la icónica intérprete vivió sus últimos años junto a su pareja, Chema Prado. Situado en el céntrico barrio de Justicia, en Madrid, el hogar de 130 metros cuadrados refleja la personalidad y las vivencias de la artista, quien siempre defendió la vida cultural y urbana de la capital, según 20 Minutos.
Paredes adquirió esta vivienda después de dejar una urbanización a las afueras de Madrid, donde residió tras separarse del director Antonio Isasi-Isasmendi, padre de su hija. La actriz tomó la decisión de mudarse al centro debido a las complicaciones logísticas que enfrentaba en su antigua residencia, incluyendo un recordado incidente en el túnel del Arco de la Victoria, que casi la hace llegar tarde a una función teatral. “Me fascina caminar por las calles de Madrid”, confesó en una entrevista, destacando la cercanía de su hogar a teatros emblemáticos como el María Guerrero y el Español.
Este regreso al corazón de Madrid marcó también un retorno a sus raíces, ya que la actriz había crecido en la plaza de Santa Ana, donde su madre trabajaba como portera de un edificio de lujo. El centro de la ciudad no solo le ofreció comodidad, sino una conexión profunda con sus orígenes y la vida cultural que tanto amaba. Además, Paredes ya había asegurado el futuro de su hija y su nieta, Telma, regalándole previamente otro piso en la misma área, donde actualmente residen.
El legado de Marisa Paredes no se mide solo en bienes materiales, sino en la herencia de talento, valentía y pasión por el arte que deja en su hija María y en la memoria de todos aquellos que la admiraron.