Los servicios especiales de Ucrania (SBU) han reivindicado este martes la autoría del atentado con bomba que tuvo lugar en Moscú y que resultó en la muerte del teniente general Igor Kirillov, jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas rusas, junto a uno de sus asistentes.
Fuentes del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), citadas por las agencias de noticias Ukrinform y UNIAN, confirmaron que el ataque fue parte de una operación especial ejecutada en territorio ruso. “Kirillov era un criminal de guerra y, por lo tanto, un objetivo legítimo”, declararon los funcionarios del SBU.
Desde Kiev, las autoridades han justificado el atentado acusando al general Kirillov de haber ordenado el uso de armas químicas prohibidas contra el Ejército ucraniano durante el conflicto. “Este es el destino que aguarda a todos aquellos que matan ucranianos”, afirmaron las fuentes del SBU, destacando que el ataque representa una acción directa en busca de justicia por los crímenes cometidos.
La afirmación ucraniana llega en un contexto de intensificación de las operaciones clandestinas y sabotajes dentro del territorio ruso, atribuidos a Kiev, como parte de su estrategia para debilitar las capacidades militares y la moral de las fuerzas rusas.
Las autoridades rusas, por su parte, aún no han emitido una declaración oficial detallada sobre el incidente, pero fuentes cercanas al Kremlin han calificado el ataque como un acto de terrorismo internacional. Expertos en seguridad advierten que este suceso podría provocar una respuesta enérgica por parte del gobierno ruso, tanto en el frente militar como en el ámbito diplomático.
Kirillov, de alto perfil en el mando militar ruso, era responsable de coordinar las defensas químicas y biológicas, un área clave dentro de las Fuerzas Armadas de Rusia, especialmente en el marco de las acusaciones cruzadas sobre el uso de armas no convencionales en el conflicto con Ucrania.
Este atentado se produce en un momento de creciente tensión entre Rusia y Ucrania, con ataques transfronterizos cada vez más frecuentes y operaciones que van más allá del campo de batalla tradicional. Observadores internacionales han advertido que acciones como esta podrían escalar el conflicto, llevando a represalias rusas más intensas contra infraestructuras críticas y objetivos estratégicos en Ucrania.
Mientras tanto, desde Kiev, el mensaje ha sido claro: “El castigo por los crímenes de guerra es inevitable”. Esta operación subraya la postura inquebrantable del gobierno ucraniano de llevar la guerra a territorio ruso, una estrategia que, según analistas, busca tanto debilitar el aparato militar de Moscú como enviar un mensaje de firmeza y determinación a la comunidad internacional.
Por ahora, la muerte del general Kirillov marca un golpe simbólico y operativo para las fuerzas rusas, que deberán evaluar cómo proteger a sus altos mandos frente a nuevas incursiones y ataques en su propio suelo.