La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado de que entre el 24 de octubre y el 5 de diciembre de 2024 se reportaron 406 casos de una enfermedad no diagnosticada en la zona de Panzi, provincia de Kwango, República Democrática del Congo. Los síntomas incluyen fiebre, dolor de cabeza, tos, secreción nasal y dolores corporales. Los casos graves presentaron desnutrición severa, y la enfermedad causó 31 muertes, lo que equivale a una tasa de letalidad del 7,6% de acuerdo a lo consignado por el máximo ente sanitario internacional en una actualización del caso, según ha publicado Infobae.
Además, la entidad anunció la asignación de un grupo de expertos para respaldar a las autoridades de salud del país en la investigación de la patología. Por otro lado, el Ministerio de Salud Pública del país africano emitió una alerta el 29 de noviembre, indicando un incremento en las defunciones por motivos desconocidos. De acuerdo con una conferencia de prensa del 5 de diciembre, algunas muertes tuvieron lugar fuera de los centros sanitarios y están bajo investigación.
“Se han notificado casos en nueve de las 30 áreas sanitarias de la zona sanitaria de Panzi: Kahumbulu, Kambandambi, Kanzangi, Kasanji, Kiama, Mbanza Kipungu, Makitapanzi, Mwini ngulu y Tsakala Panzi. La mayoría de los casos (95,8%) se notifican en las áreas sanitarias de Tsakala Panzi (169), Makitapanzi (142) y Kanzangi (78)”, recoge Infobae del informe de la OMS.
De la misma forma, la OMS precisó: “En la zona sanitaria de Panzi, los niños de 0 a 14 años representan el 64,3% de todos los casos notificados, y los grupos de edad de 0 a 59 meses, 5 a 9 años y 10 a 14 años representan el 53%, el 7,4% y el 3,9% de los casos, respectivamente. Las mujeres constituyen el 59,9% del total de casos. Entre las muertes, el 71% son menores de 15 años, y el 54,8% del total en niños menores de cinco años. Se notificó que todos los casos graves eran desnutrición. Hay 145 casos de personas de 15 años o más, de los cuales nueve murieron (CFR: 6,2%). Las muertes se han producido principalmente en las comunidades de las aldeas”.
La organización sanitaria internacional repasó que la zona afectada “es rural y remota, y el acceso se ve dificultado aún más por la actual temporada de lluvias. Se estima que llegar desde Kinshasa por carretera lleva unas 48 horas. Estos desafíos, junto con los diagnósticos limitados en la región, han retrasado la identificación de la causa subyacente. Se han desplegado equipos de respuesta rápida para identificar la causa del brote y fortalecer la respuesta. Los equipos están recogiendo muestras para realizar pruebas de laboratorio, proporcionando una caracterización clínica más detallada de los casos detectados. A la vez, investigan la dinámica de transmisión y buscan activamente casos adicionales, tanto en los centros de salud como a nivel comunitario”.
Recientemente, en una entrevista con Infobae, Tarik Jašarević, portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS), reveló lo que se conoce acerca de la situación en la República Democrática del Congo. “La OMS está trabajando con las autoridades nacionales para dar seguimiento a los informes sobre una enfermedad no identificada y comprender la situación. Hemos enviado un equipo a la zona para recoger muestras para realizar investigaciones de laboratorio”, argumentó.
Por su parte, la doctora Mirta Roses, exdirectora de la Organización Panamericana de la Salud, comentó: “Con la información escasa que hay en las alertas, parecería ser un nuevo brote de la enfermedad por el virus del Ébola. Es solo una hipótesis. Hubo otros brotes de esa enfermedad antes en ese país”.
“Se ha desarrollado una definición de caso basada en los síntomas clínicos observados, que orienta los esfuerzos de vigilancia y notificación. Se están realizando búsquedas activas de casos en los centros de salud, lo que incluye la revisión de los registros hospitalarios para identificar casos adicionales. También se están organizando investigaciones y búsquedas activas de casos en la comunidad. La recopilación de datos está en curso y se centra en la preparación de una lista de líneas y un análisis epidemiológico detallado. Se están investigando las muertes en la comunidad para comprender mejor la dinámica de transmisión y el alcance del brote”, repasaron desde la OMS.
Y señalaron que el 30 de noviembre, el Centro de Operaciones de Emergencia de Salud Pública (COESP) realizó su primera reunión para tratar el caso. Después, se estableció un equipo provincial de respuesta rápida en Panzi. Una segunda reunión, llevada a cabo el 3 de diciembre, condujo al despliegue de un equipo nacional con el respaldo de la OMS. Los grupos estudian la dinámica de transmisión, exploran de manera activa casos extra y recogen muestras para su análisis en el Instituto Nacional de Investigación Biomédica (INRB) ubicado en Kinshasa.
La entidad sanitaria señaló que, “dada la presentación clínica y los síntomas notificados, y una serie de muertes asociadas, se están considerando la neumonía aguda, la gripe, el COVID-19, el sarampión y la malaria como posibles factores causales. Haciendo que la desnutrición se convierta en factor contribuyente. La malaria, una enfermedad común en esta zona, podría estar causando o contribuyendo a los casos”. Además, el organismo agregó que podría haber más de una enfermedad implicada.
“La inseguridad en la región añade otra capa de complejidad a la respuesta. La posibilidad de ataques por parte de grupos armados plantea un riesgo directo a los equipos de respuesta y a las comunidades, lo que podría perturbar aún más la respuesta. Con base en el razonamiento expuesto, el nivel general de riesgo para las comunidades afectadas se evalúa como alto”, recoge Infobae.
De la misma forma, el organismo sanitario, remarcó: “A nivel nacional, el riesgo se considera moderado debido a la naturaleza localizada del brote dentro de la zona sanitaria de Panzi en la provincia de Kwango. Sin embargo, la posibilidad de propagación a áreas vecinas, subraya la necesidad de una mayor preparación”.
También, como apunta Infobae, la Organización Mundial de la Salud aclaró: “A nivel regional y mundial, el riesgo sigue siendo bajo por el momento. Sin embargo, la proximidad de la zona afectada a la frontera con Angola plantea preocupaciones sobre la posible transmisión transfronteriza, y será esencial mantener la vigilancia y la coordinación transfronterizas para mitigar este riesgo”.