Hoy: 23 de noviembre de 2024
Uno de los riesgos para los viajes en avión de larga duración es el síndrome de clase turista, consiste en la formación de coágulos en las venas profundas de las piernas, dando lugar a una trombosis venosa profunda, según han advertido especialistas de HM Hospitales.
Este término se acuñó en los años 90, cuando se identificó un aumento de síntomas de trombosis venosa en los pasajeros que realizaban viajes de larga duración en avión en clase turista. No obstante, posteriormente se ha comprobado que esta dolencia también puede afectar a pasajeros que viajan en otras clases diferentes a la turista.
La especialista en Medicina Interna del Hospital HM Regla, Yolanda Martínez Pinto, ha explicado que uno de los mayores peligros es que uno de estos trombos se desprenda del lugar original donde se ha creado, viaje a lo largo del sistema circulatorio y llegue a una arteria pulmonar, taponándola y dejando sin riego sanguíneo una parte del pulmón, lo que provocaría un tromboembolismo pulmonar. “Puede llevar a la muerte a quien lo padece”, ha alertado.
El motivo por el que pueden originarse coágulos en las venas de las piernas durante un viaje en avión de larga distancia es la postura poco ergonómica del viajero, condicionada principalmente por la escasez de espacio.
Al estar sentado durante largo tiempo y con poco espacio para mover las piernas, el masaje que normalmente ejercen los músculos sobre las venas es prácticamente inexistente, lo que dificulta el retorno de la sangre de las venas de las piernas al corazón.
Algunos expertos también han apuntado a una mala hidratación y a las especiales circunstancias de presión y oxígeno que se dan en los aviones como otros de los posibles desencadenantes de esta patología.
Además de la duración del viaje y el espacio que hay entre los asientos, la alteración congénita de la coagulación, haberse sometido a una cirugía mayor en las semanas previas al viaje, tener edad avanzada, fumar, ser obeso, tomar anticonceptivos orales y terapias hormonales, estar embarazada y tener varices e insuficiencia venosa de miembros inferiores son también factores de riesgo.
Para prevenir el síndrome de clase turista, Martínez Pinto ha recomendado levantarse y pasear por la cabina cada una o dos horas, elegir asientos amplios y si es posible de pasillo, no llevar ropa ajustada, estar bien hidratado, no llevar las piernas cruzadas y hacer ejercicios de flexo-extensión de tobillos y rodillas durante el trayecto.
Además, es recomendable evitar los fármacos hipnóticos, ya que aumentan la inmovilidad, y no consumir alcohol, que favorece la deshidratación. Asimismo, cuando se tienen antecedentes personales de mala circulación es aconsejable utilizar medias o calcetines de compresión gradual ascendente.
Si a pesar de tomar estas precauciones, se siente dolor en la pantorrilla o en el muslo, hinchazón, síntomas generales de fiebre, aceleración del pulso, disnea o dolor en el pecho, ya sea durante el vuelo, inmediatamente después o pasados varios días o semanas, se debe acudir a un centro sanitario.