El Gañán

13 de agosto de 2024
2 minutos de lectura
El Gañan. | FI
JOSÉ ELADIO CAMACHO Y RAFAEL BONACASA

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En toda clase de reuniones donde el número de participantes sumen más de uno, alguno de ellos parece explosionado fuera de este universo, es decir constituido desde la nada. Este sujeto con cerebro impoluto por falta de estreno provoca que asuntos que no merecerían ni formar parte del menú del día se reconviertan, sin proponerlo, en temas cruciales y de vital importancia, bajo la creencia de que su falta de resolución puede provocar el fracaso absoluto del tema a tratar implicando la extinción del grupo que a tal fin fue formado. Nunca intervienen en la resolución de problemas sino que forman parte indisoluble de ellos. Inexplicablemente no podemos desembarazarnos de su presencia, más aún nos persiguen como insistentes sombras.

Algunos de los ejemplos que se mencionan pueden parecernos exagerados si no fuera porque estos individuos se hacen notar en las redes, donde pululan libremente como zombies mientras su cerebro es diseccionado sobre una camilla en el Instituto Anatómico Forense.

Este tipo de sujetos formulan máximas con total convencimiento, como iluminados por dioses de meridiana estirpe, tan ignorantes como ellos. Así graves y solemnes exclaman a la platea del auditorio: Debemos ser muy torpes, dicen, para creer en la ley de la gravedad.

La precipitación en un acantilado, mientras forzamos la postura para hacer un selfie, no se debe a la mencionada ley si no al pago ingrato al aprendiz de fotógrafo que tuvo la genial idea de refutar la mal llamada ley de gravitación colocándose en el lugar más pronunciado de la roca mientras las olas abatían con fuerza su base. La caída acelerada es consecuencia del infortunio no a la existencia de esa ley universal.

El individuo terraplanista que empeñado en demostrar que la tierra no es redonda si no plana como un encefalograma propio, con mochila llena de estupideces, inicia el camino en línea recta sin explicarse, como al final y sin desviarse un ápice, pudo llegar al mismo punto de partida.

El insulso e ineficaz Directivo que ante la presentación del boceto que ilustrará la campaña publicitaria que les fue encargada, exclama sin sonrojo alguno: “El cartel es perfecto, pero ese negro debería ser más negro y el blanco debería quedar aún más blanco”, mientras satisfecho no siente que su inútil aportación tendría más éxito en el “simposio del bocadillo” de cualquier congreso que reuniera a individuos tan realizados como él.

Algunas situaciones vividas solamente se sostienen en mundos absurdos habitados por seres de esa especie. Recuerdo que en un restaurante donde sirvieron una magnifica comida, un amigo quiso felicitar al Cocinero. Así se lo expreso al camarero que servía preguntándole por el nombre del Chef. Este le dijo que el arte culinario era responsabilidad de “Rosa”. Mi amigo entusiasmado le dijo: “Que felicitara a Rosa”. El camarero impávido exclamó “Hoy Rosa no ha venido”, y no dijo nada más. Hubo silencio de grillos. Mi compañero zanjó la cuestión diciendo “Bueno, pues felicita a Rosa cuando venga”. El camarero expresó que así lo haría y que felicitaría a la tal Rosa, que ni estaba, ni se le esperaba ni había cocinado los platos que tanto nos habían deleitado.

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Por último, aprendamos a medir distancias. Basta salir a cualquiera de nuestras azoteas para comprobar, sin posibilidad de refutación, que nuestra luna se encuentra a una distancia inferior a cualquiera de otro lugar cercano, puesto que la luna se otea visiblemente desde el mencionado lugar mientras, ni por asomo, llegamos ni siquiera a vislumbrar cualquiera de nuestras poblaciones más cercanas.

Si uno desea verificar si el aceite ha alcanzado el punto correcto de ebullición no hay mejor manera de convencerse que meter la mano en el mismo para que de esta manera, y sin lugar a equívocos, tengamos la información empírica que buscábamos.

Algunos afirman que el hombre no piso la luna cuando lo cierto es que son ellos los que todavía no han vuelto.

Con cariño y afecto para Juan Daniel, para que no amanezca mientras él duerma. Ilustración Rafael Bonacasa

2 Comments

  1. Mu interesante su articulo, después de haberlo leído he llegado a la conclusión de que cada día que pasa soy más selectiva y para nada rara, simplemente soy una persona a la que no le gusta coleccionar imbéciles. 😂😂😂😂😂 es mi opinion.

  2. Andrés Raya Saro pregunta a FI el porqué del título. con cariño le contestamos que efectivamente GAÑAN es un mozo de labranza y o hombre fuerte y rudo, pero el título está tomado como adjetivo, es decir, referido a personas aprovechada y oportunista, y está definición se refiere el título.

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