Hoy: 23 de noviembre de 2024
Llevaba días ausente. Más alejado de sí mismo de lo habitual. Todo había comenzado como un juego, y sin entenderlo se sentía atrapado como un pez en la red. De forma colectiva, sin pensarlo apenas, había reenviado imágenes de contenido sexual sin pensar que ese hecho podría tener carácter delictivo, que llegaban sin censuras a su móvil, a un colectivo de amigos tan jóvenes y dispuestos como él lo era.
No era consciente de que algo significaran, pero las fotografías y los comentarios que seguían al envío entendía que cohesionaba y daba fuerza al grupo. Por fin encontraba algo en lo que todos estaban de acuerdo. No era del todo consciente de que aquello pudiera vulnerar o afectar el más mínimo interés de aquellos que lo recibían o que pudieran verse reflejados en los envíos.
Además ninguno de los jóvenes representados en las imágenes era conocido. Pensaba: “no se puede dañar a quién no se conoce”. En definitiva; entendía que no puede ser lesionado alguien que no forma parte de tu círculo, aquel que es un completo anónimo.
Total, es una imagen perdida entre otras muchas. El intercambio formaba parte de un juego de patio durante el descanso entre clases. Tenía más coraje y empaque, era el dueño absoluto frente a los demás, el que formulaba los más ocurrentes comentarios o procuraba por cualquier medio fotogramas más divertidos o perversos, como si se tratara de una colección de cromos que debían intercambiarse.
Nada era inocente pero actuaban como si así lo fuera. Aquello llevó a esto otro. Sin saber cómo se vio así mismo actuando como modelo al otro lado, en contacto con alguien al que pensó que conocía. Todo al final resultó tan falso como una boda concertada.
Sus comprometidas imágenes habían corrido más rápido que una mala noticia por todas las redes. Sus conocidos le alertaron. Desconocía entonces que la Brigada Policial de Ciberdelincuencia llevaba tiempo investigándoles atando la conexiones entre las redes y tratando de identificar a todos los implicados en los delitos cualquiera que fuere su condición y edad.
Fuera espera el dispositivo policial. A la orden se produce la entrada domiciliaria para el registro. Los progenitores sorprendidos solo llegan a exclamar “ …tanta policía por unas facturas telefónicas sin pagar, nos parece que es algo exagerado el despliegue”. Lo demás ya es historia judicial.
Al fin y al cabo, redes.