Hoy: 23 de noviembre de 2024
Ataviada con un deslumbrante vestido, decorado con pedrería que formaba un patrón floral sobre un fondo rosa, Isabel Pantoja brilló en el escenario del Teatro Romano de Mérida el sábado por la noche. Luciendo un velo de tul rojo, asegurado en tres puntos distintos de su traje, la tonadillera cautivó a su audiencia con su encanto único.
Casi tres horas de concierto en las que hizo un recorrido a toda su trayectoria musical encima de los escenarios con temas como Embrujá por tu querer, Fue por tu voz, Yo quiero pecar contigo, Era mi vida él, Marinero de luces, El moreno, Garlochi, Se me enamora el alma o su himno, Así fue.
Inconmensurable, la tonadillera embaucó a todo su público en el Teatro Romano de Mérida, un escenario con encanto e historia que lo hizo suyo y creó una magia que solo ella puede crear con sus temas musicales y esos mensajes que suele lanzar.
“No la voy a cantar entera, os explico porqué, tengo que cantar muchas más, esto no fue un disco, aquí José Luis Perales puso mi vida, no es un simple disco”, anunciaba la cantante cuando hacía la introducción de Marinero de luces, uno de los temas más especiales de toda su carrera y con el que se creó el silencio absoluto en el escenario.
Ajena a toda la polémica que se ha creado estas últimas semanas por la boda entre Julián Muñoz y Mayte Zaldívar, la reina de la copla demostró que es un tema del pasado que no quiere revivir y que lo suyo es la música.
Tampoco hizo referencia a sus hijos en esta ocasión. Lanzó mensajes, pero no con el ímpetu que hemos visto en sus últimos conciertos. Con hoy quiero confesar agradeció a todos sus seguidores el apoyo que le han mostrado durante estos 50 años: “Que le debo a la vida tantas cosas, señoras y señores”.
Aclamada, aplaudida y querida. Isabel terminó su show por todo lo alto tras casi tres horas subida en el escenario y volvió al hotel, donde se ha alojado estos días, repleta de amor y saboreando de nuevo un éxito más que merecido.