Hoy: 25 de noviembre de 2024
El 57,5% de los jóvenes de entre 14 y 19 años obtiene su primer dispositivo entre los 10 y los 12 años, mientras que otro 32,6% lo recibe entre los 14 y los 16 años. Estas cifras indican que más del 90% de los jóvenes obtienen su primer teléfono antes de los 16 años, según un estudio realizado por la Fundación Cibervoluntarios.
El estudio, que lleva por lema Mi realidad conectada. Sí, también soy digital, ha contado con la participación de 2.177 jóvenes de entre 14 y 19 años de toda España, además de focus group con adolescentes y jóvenes, familias y docentes. Con esta investigación, presentada este lunes, la Fundación Cibervoluntarios busca mostrar cómo es la relación de la juventud con la tecnología.
Como ha explicado en rueda de prensa la presidenta de la fundación Cibervoluntarios, Yolanda Rueda, el estudio también aborda la preocupación por el uso de estas herramientas sin caer en la visión “adultocentrista”, a través de la opinión de los propios jóvenes sobre el uso del teléfono móvil.
Por ello, el estudio, como ha detallado la responsable de Investigación y Estudios, Inés Dinant, se ha elaborado a través de “dos tandas” de investigación. La primera de ella, cualitativa, mediante la creación de grupos focales con cuatro grupos de población: jóvenes de 14 a 16 años; jóvenes de 17 a 19 años; madres, padres o tutores y docentes.
Tras esa primera fase, para verificar y escalar los resultados obtenidos, un total de 2.177 jóvenes –de entre 14 y 19 años– participaron en una encuesta realizada del 24 de abril al 7 de mayo de 2024. El objetivo era comprender sus experiencias y prácticas con las nuevas tecnologías y analizar la influencia que estas tienen en su identidad, relaciones sociales y vida cotidiana.
En esta línea, entre las conclusiones extraídas, se destaca que recibir el primer móvil se convierte en “la puerta de entrada a la vida adulta”. “Va mucho más allá de darles una herramienta, representa muchas cosas, no solo para ellos, sino a nivel social”, ya que es “un paso más” para convertirse en una persona adulta y responsable “con sus propios espacios”, según Dinant.
Además, el documento constata que los jóvenes de entre 14 y 19 años habitan en una realidad “figital”, donde lo físico y lo digital se encuentran fusionados. Para ellos, las herramientas digitales “dejan de ser herramientas” y se convierten en “elementos claves” con las que buscar reconocimiento social y expresar su identidad.
En este sentido, el documento revela que “la realidad digital es una y es conectada”, pues los jóvenes consideran que “para existir en el espacio físico hay que existir en la esfera digital y viceversa”. Como ha señalado la responsable de Investigación y Estudios, “hay que dejar de ver que hay una frontera entre una esfera y la otra porque están interconectadas”.
En ese contexto, la realidad digital, el móvil, “deja de ser una herramienta y se convierte en un espacio de vivencia”, ya que, por ejemplo, para los jóvenes no es lo mismo mandar un mensaje a través de una plataforma y otra, “no tiene el mismo significado mandar un mensaje por WhatsApp o por Instagram”, según ha explicado Dinant.
Por otro lado, el documento también apunta a que los espacios online y offline son parte de la vida conectada de los jóvenes, pues “la televisión, la radio y otros medios se concentran en el móvil”. El problema, según la responsable del estudio, es que los adultos consideran que “las actividades que se realizan en el móvil y también se pueden realizar en la esfera física, tienen menor legitimidad si se realizan en la esfera digital”.
En ese contexto, los adultos han de “borrar esa separación y jerarquía, poner todas las actividades en el mismo plano” y entender que “la actividad es lo que cuenta, no la plataforma en que se realiza”. No se trata de “tiempo con el móvil”, como apunta, sino tiempo de “ocio, aprendizaje y socialización”.
Es por ello que los jóvenes “sí quieren restricciones”, pero “no de esta manera”, ya que ellos emplean la tecnología como parte de su vivencia, no solo como una herramienta. “No es una cuestión de tiempo, es una cuestión de gestión de espacios”, ha explicado Dinant, que ha destacado que el objetivo es que puedan cerrar esos espacios virtuales y pasar de unos a otros “de forma sana, como hacen las personas adultas”.
Por otro lado, los encuestados sienten que las personas adultas se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad porque “controlan” menos que ellos. “Tienen mucho mayor control de lo que pensamos y no solo controlan, sino que tienen muy claro que muchas personas adultas no controlan”, como ha señalado la responsable del documento.
De este modo, Mi realidad conectada. Sí, también soy digital, propone tres palabras clave como solución: “figital, legitimidad y acompañamiento. En primer lugar, se trata de abordar los problemas desde la idea de “un plano único, sin frontera entre la esfera física y virtual”. Asimismo, según Dinant, los adultos deben aceptar que el ocio realizado a través de las nuevas tecnologías “tiene el mismo valor que el ocio, el aprendizaje y la socialización en físico”.
Por último, la fundación pone el foco en la “educación a través del acompañamiento” que “pasa por el entendimiento profundo de lo que es lo figital”. “Hay que poner la legitimidad en todos los espacios, se den en lo digital o lo físico, deben ponerse en el mismo plano”, ha apostillado.
Por su parte, el responsable del Área de Innovación Educativa, Óscar Espiritusanto, ha añadido que la fundación no quiere que éste sea un estudio que se quede en el ámbito académico, sino que busca generar “una palanca de cambio para que se note un cambio real en la sociedad y se vea que la tecnología es útil”.
En esta línea, el director de Innovación (CINO), Antonio Fumero, ha recordado que el problema es la “falta de legitimidad” de ciertos medios de comunicación. “No están con el móvil, están viendo una película o comentado el partido con sus amigos”, ha recordado, tras sentenciar que lo importante también “es verse fuera”.