Hoy: 25 de noviembre de 2024
Sabemos que el camino es tan angosto como un pupitre mal iluminado. Sin embargo la niña persiste en acabar la faena. Por ello no cesa. Que urge afianzar la tarea. Con insistencia desbroza cada uno de los trazos sobre la cuadricula de su amarillenta hoja porque sabe que el mañana está cerca.
Que las oportunidades no son muchas. Que tal vez lo no aprendido no lo encontrará en el futuro y que aprender no es malgastar el tiempo, y este no sobra. Que cada paso no alzado se pierde y que no tendrá la oportunidad de repetirse.
Que la infancia pronto deja de ser un juego. Que maliciosamente otros le pedirán que rinda cuentas. Que no habrá posibilidad ni rescate. Que por mucho que insista el mar es una larga distancia que ignora la razón de la travesía.
Que la salida y la llegada son postas del mismo camino. Que debe construir sin apenas cimientos, sin indicaciones precisas que ayuden. Que finalmente las equivocaciones sin posibilidad de rectificación deberán ser asumidas. Aun así es mejor el puerto de llegada que el lugar que abandonó con la partida.
Si no puedes volar, corre, si no puedes correr, camina, si no puedes caminar, gatea, pero nunca dejes de avanzar hacia tu meta, una
meta llamada adversidad que siempre te representará a ti mismo, porque una persona solo tiene derecho a mirar a otra hacia abajo, cuando le ha ayudado a levantarse.