Baker & Gorbachov: “La OTAN no se expandirá ni una pulgada hacia el este de Europa”

4 de septiembre de 2022
5 minutos de lectura
Baker y Gorbachov. I Fuente: El Periódico de Catalunya

Seis meses y seis días después del comienzo de la invasión de Ucrania lanzada por el ejército ruso, el pasado martes, 30 de agosto falleció a los 91 años, Mijail Gorbachov, el último secretario general del partido Comunista soviético y jefe de Estado que abdicó al control de 290 millones de personas. Una multitudinaria despedida con la notoria ausencia deliberada del “Zar”, Vladimir Putin, que le denegó un funeral de Estado, tuvo lugar ayer en la moscovita Casa de los Sindicatos.

Putin, a pesar de las informaciones procedentes de los servicios de inteligencia de Estados Unidos y de los reiterados avisos del presidente norteamericano Joe Biden, desencadenó una guerra, cuyas devastadoras consecuencias no entraban en sus cálculos, habida cuenta de que su plan era el de un paseo militar tras el cual un títere ocuparía el Palacio de Mariyinski a orillas del río Dnieper en Kiev. Sus camiones y tanquetas no pudieron, ya desde las primeras semanas, traspasar los sesenta kilómetros que les separaban de la capital ucraniana.

Han abundado los obituarios, en su mayor parte elogiosos a Gorby, como le llamaban cariñosamente los políticos que negociaron con él la reunificación de Alemania en 1990 y que se comprometieron uno tras otro a frenar cualquier intento de expandir la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). La única alianza militar que sobrevivió a la disolución del Pacto de Varsovia: la alianza liderada por la URSS, con ocho miembros y tres observadores, fundada en 1955 y disuelta en 1991.

Esa liquidación, precisamente, fue precedida por las promesas y compromisos de los políticos y militares occidentales en el sentido de que la OTAN no pasaría de ser una organización defensiva a una agresiva, ahora que el Pacto de Varsovia o Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua, había desaparecido.

Fue Robert Gates, director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) con el presidente George H. W. Bush en 1991 y 1993, quien destapó, en julio de 2000, el doble juego de los líderes occidentales, tras la incorporación en 1999 de Polonia, Hungría y República Checa a la OTAN.       

En una conferencia pronunciada en el Centro Miller de Historia Oral de la Universidad de Virginia, el 14 de julio de 2000, Gates hizo una crítica de pasada, como quien no quiere la cosa, que en tres líneas lo decía todo. El exdirector de la CIA atacó a aquellos “que presionan con la expansión de la OTAN hacia el Este [de Europa] cuando a Gorbachov y a otros se les hizo creer que ello no ocurriría”. “Se les hizo creer”. 

En la segunda expansión, en 2004, la OTAN incorporó a Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania y Rumanía. En la tercera, llegó el turno a Albania y Croacia. Y a primeros de 2017, se incorporaba Montenegro, en medio de protestas masivas contra su ingreso.

Extracto del documento donde aparece la famosa frase de James Baker asegurando que la OTAN no se expandirá ni una pulgada hacia el Este de Europa.

Precisamente, en diciembre de 2017, el Archivo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, (NSA en sigla norteamericana) una organización no gubernamental localizada en la George Washington University, en Washington DC., logró desclasificar los documentos secretos de las conversaciones que Gorbachov había mantenido con los principales líderes y mandatarios occidentales en 1990, un dossier que difundió con el título: “Expansión de la NATO (sigla en inglés): Lo que Gorbachov escuchó”.

Los documentos desclasificados reflejan el diálogo y las negociaciones de Gorbachov y los ministros de su equipo mantuvieron con los norteamericanos George H. W. Bush, James Baker y Robert Gates; los alemanes Hans-Dietrich Genscher, Helmut Kohl, Manfred Wörner, el presidente francés François Mitterrand, y los británicos Margaret Thatcher, Douglas Hurd y John Major.

Según el relato del NSA, basado en los documentos desclasificados, “no solo una sino tres veces utilizó James Baker la fórmula ‘ni una pulgada hacia el este [de Europa]’ con Gorbachov en la reunión del 9 de febrero de 1990. Baker expresó su acuerdo con la declaración de Gorbachov sobre la necesidad de garantizar que ‘la expansión de la OTAN es inaceptable’. El secretario de Estado norteamericano aseguró a Gorbachov que ‘ni el presidente [Bush padre] ni yo buscamos extraer eventuales ventajas unilaterales de los procesos en marcha’ y que los norteamericanos entienden que ‘no solo para la Unión Soviética sino también para los otros países europeos es importante tener garantías de que si Estados Unidos mantiene su presencia en Alemania dentro del marco de la OTAN, ni una pulgada de la presente jurisdicción militar de la OTAN se esparcirá en dirección al este [de Europa]'”.

Margaret Thatcher, la Dama de Hierro, recibió a Gorbachov en Londres el 8 de junio de 1990. Según explicó al líder soviético, a primeros de julio, la OTAN le apoyaría con una explicación sobre la nueva orientación de la alianza militar hacia un bloque más político y menos amenazante desde el punto de vista militar.

“Debemos encontrar vías para dar a la Unión Soviética confianza de que su seguridad será asegurada…la CSCE [Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea] podría ser un paraguas para todo esto así como el foro que incorpora completamente a la Unión Soviética en el debate sobre el futuro de Europa”. John Major, primer ministro del Reino Unido secundó más tarde a Thatcher. “Nada de eso ocurrirá”, le respondió al ministro de Defensa soviético, mariscal Dmitri Yazov, cuando le preguntó en marzo de 1991 por los países del este de Europa interesados en ingresar en la OTAN. “No estamos hablando de fortalecer a la alianza atlántica”.

Helmut Kohl, François Miterrand, todos se comprometieron con la fórmula de “ni una pulgada” hacia el este europeo. Manfred Wörner, secretario general de la OTAN declaró ante parlmentarios soviéticos en Bruselas, en julio de 1991: “No debemos permitir el aislamiento de la URSS. El Consejo de la OTAN y yo estamos en contra de la expansión”.

Este, pues, fue el contexto en el cual Mijail Gorbachov, contra su voluntad, declaró en diciembre de 1991, tras el golpe de Estado fallido de agosto de 1991 -fracaso que capitalizó Boris Yeltsin al frente de la Federación Rusa- el fin de la Unión Soviética al tiempo de asegurar que la OTAN no se expandiría al este y, por tanto, no sería una amenaza para su seguridad.    

Gorbachov, premio Nobel de la Paz 1990, hizo declaraciones en octubre de 2019 al presentar un nuevo libro de memorias. “La decisión que años después tomó la OTAN de expandirse socavó esa confianza que había surgido tras el cese de la guerra fría y Rusia tuvo que sacar conclusiones”, explicó.

Putin, se ha apuntado, ha estado ausente en el funeral de Gorbachov este sábado en Moscú. Hoy, por orden de Putin, el retrato del zar Nicolás I, el instigador de la guerra de Crimea (el imperio de Rusia versus el reino de Grecia 1853-1856) cuelga en la antecámara del despacho presidencial, en el Kremlin. En nombre de la Gran Rusia, precisamente, Putin busca la aniquilación de Ucrania y del pueblo ucraniano.

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