Hoy: 23 de noviembre de 2024
Joe Biden, presidente de Estados Unidos, ha pedido al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, analizar la posibilidad de “atacar” al Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) en la Franja de Gaza sin la necesidad de “una gran ofensiva terrestre” contra la ciudad de Rafá, en la frontera con Egipto.
Biden ha señalado, a través de su cuenta en la red social X, que ha tenido una conversación telefónica con Netanyahu: “He pedido al primer ministro (de Israel) que envíe un equipo a Washington para discutir vías para atacar a Hamás sin una gran ofensiva terrestre en Rafá”.
Asimismo, ha recalcado que ha trasladado a Bibi que “Israel tiene derecho a ir en busca de Hamás, un grupo de terroristas responsable de la peor masacre de judíos desde el Holocausto” y ha agregado que “ha reiterado la necesidad de un alto el fuego inmediato como parte de un acuerdo para liberar a los rehenes, que dure varias semanas, para que los rehenes vuelvan a casa y aumentar la ayuda a los civiles en Gaza”.
Anteriormente, la oficina de Netanyahu había confirmado la conversación con Biden y afirmó que durante la misma “se discutieron los últimos acontecimientos en la guerra”, incluido “el compromiso de Israel a lograr todos los objetivos de la guerra”.
En ese mismo orden, reiteró que estos objetivos son “eliminar a Hamás, liberar a todos los rehenes y garantizar que Gaza nunca vuelve a constituir una amenaza para Israel, al tiempo que se entrega la ayuda humanitaria necesaria que ayudará a lograr estos objetivos”.
Se han registrado diversas tensiones entre ambos países ante la amenaza de Israel de lanzar una ofensiva contra Rafá, donde viven cerca de 1,5 millones de palestinos –la mayoría de ellos, desplazados desde otras zonas de Gaza–, una opción que ha sido criticada desde Washington, que ha abogado además por un acuerdo para un alto el fuego.
Las Naciones Unidas y diversas organizaciones no gubernamentales han advertido contra una ofensiva israelí contra Rafá, en medio de una gravísimas crisis humanitaria que ha llevado a alertar sobre una “inminente” hambruna en el norte del enclave, que podría materializarse antes de verano en las provincias del sur si no hay una retirada de las restricciones impuestas por Israel a la entrega de ayuda humanitaria.
Por ende, el Ejército de Israel lanzó una ofensiva contra la Franja de Gaza tras los citados ataques, que dejaron 1.200 muertos y 240 secuestrados. Desde entonces, las autoridades gazatíes han denunciado la muerte de más de 31.700 personas, a las que suman unos 420 palestinos muertos en Cisjordania y en Jerusalén Este por las acciones de las fuerzas de seguridad y los ataques por parte de colonos israelíes.