La jornada copera de este jueves dejó emociones intensas, giros inesperados y un sabor amargo para un Espanyol que no logró la épica. Mientras varios equipos de LaLiga EA Sports lograron avanzar sufriendo hasta el final, el conjunto blanquiazul cayó (1-0) ante el Atlético Baleares, quedándose fuera en una noche que invitaba a soñar pero terminó en frustración. El único gol, obra de Jaume Tovar en el minuto 54, sentenció a un Espanyol que reaccionó tarde y con poca convicción. “Esto es una cagada gorda”, reconoció Manolo González, dejando entrever la magnitud del golpe anímico. A pesar de los cambios y la entrada de titulares, el equipo no encontró la chispa necesaria para igualar el duelo y se unió al Girona y al Real Oviedo en la lista de primeras eliminadas por un Segunda RFEF.
El Atlético Baleares, dirigido por el exespanyolista Luis Blanco, supo leer el partido desde el principio. Resistió sin sobresaltos durante la primera mitad y aprovechó la desconexión del rival justo al inicio del segundo acto. Con el 1-0, el guion se inclinó por completo: el Espanyol trató de despertar, pero el ritmo nunca fue el adecuado para derribar el muro balear.
La eliminación dolió especialmente porque llegaba en una ronda que, a priori, parecía asequible. Y mientras el Espanyol padecía su despedida, otros modestos rozaban también grandes gestas. El Real Ávila y el Cartagena estuvieron a un suspiro de dejar fuera a dos equipos asentados en Primera, mientras que el Sant Andreu llevó al límite al RC Celta en un duelo maratoniano. La Copa volvió a demostrar que su magia no entiende de categorías ni presupuestos, solo de intensidad y determinación, según Europa Press.
Aunque sobrevivieron, ningún equipo de Primera lo hizo con comodidad. El Rayo Vallecano necesitó llegar al minuto 94 para igualar su encuentro ante el Real Ávila, y fue un cabezazo de Álvaro García en el 119′ el que evitó los penaltis y mantuvo con vida a los madrileños. Una victoria sufrida, casi agónica, que reflejó la complicada noche para los favoritos.
El Valencia también caminó sobre el filo. Dominó la posesión, pero la energía del Cartagena lo desbordó por momentos. De hecho, el conjunto local se adelantó con justicia y tuvo opciones para sentenciar. Todo cambió con un error en la salida del portero que regaló el empate en el minuto 80. La prórroga fue un caos emocional: expulsiones, un penalti fallado por Kevin Sánchez en el 119′ y un gol de Jesús Vázquez en el 121′ que mantuvo al Valencia en el torneo.
El Celta tampoco lo tuvo sencillo. Empató a contrarreloj, jugó con uno menos en la prórroga y terminó decidiendo desde los once metros tras una tanda casi perfecta que se resolvió cuando Sergi Serrano falló el séptimo lanzamiento del Sant Andreu.
Una noche intensa, llena de emociones y marcada por la crudeza del fútbol: unos sobreviven, otros caen, pero la Copa siempre deja huella.