Los ecosistemas acuáticos son destruidos por el estrés térmico y ponen en riesgo las comunidades humanas
Marzo de 2024 registró la temperatura media global más alta en la superficie oceánica jamás documentada. Este preocupante récord refuerza los efectos del cambio climático en el planeta, según explicó la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) a través de la red social X.
El calentamiento de los océanos es un resultado directo del cambio climático, que incrementa la energía y humedad en la atmósfera. Estas condiciones intensifican la aparición de fenómenos meteorológicos extremos, como tormentas más severas y lluvias torrenciales, afectando ecosistemas y comunidades a nivel global.
Uno de los ejemplos más impactantes es el Mediterráneo, cuya superficie alcanzó los 28,44°C el pasado 13 de agosto, un récord absoluto según Aemet. La agencia también reveló que en 2024 las temperaturas del Mediterráneo se mantuvieron constantemente por encima del promedio histórico 1991-2020, situándose en el 5% de los valores más cálidos durante gran parte del año.
Este escenario subraya la necesidad urgente de adoptar medidas para mitigar el cambio climático y limitar sus efectos devastadores en los océanos y el clima global. El aumento de la temperatura en los océanos no solo afecta al clima, sino también a la biodiversidad marina, que enfrenta desafíos críticos.
Los ecosistemas acuáticos, como los arrecifes de coral, están siendo destruidos por el estrés térmico, lo que pone en riesgo no solo a las especies que los habitan, sino también a las comunidades humanas que dependen de ellos para su sustento y protección costera. La Aemet advierte que estos cambios, si no se detienen, podrían tener consecuencias irreversibles para el equilibrio ambiental del planeta.