Sobre el Tratamiento Individualizado. (1) El art. 59 de la LOGP establece que:
1º.- El tratamiento penitenciario consiste en el conjunto de actividades directamente dirigidas a la consecución de la reeducación y reinserción social de los penados.
Como ampliación de este maravilloso artículo, el Reglamento Penitenciario que amplía y complementa la LOGP, en su artículo 110 dice:
Elementos del tratamiento: Para la consecución de la finalidad resocializadora de la pena privativa de libertas, la Administración Penitenciaria:
a) Diseñará programas formativos orientados a desarrollar las aptitudes de los internos, enriquecer sus conocimientos, mejorar sus capacidades técnicas o profesionales y compensar sus carencias.
Cualquiera de los más de medio millón de presos que hemos pasado por las cárceles españolas en lo que va de siglo nos estaremos partiendo el pecho de risa al volver a leer esto. Sólo nosotros sabemos que esto es una mentira, una patraña, una milonga.
Palabras bien estructuradas para contentar a nuestros socios de Naciones Unidas y de la Unión Europea, para que vean lo “progres” que somos, lo que nos preocupamos por nuestros presos. Sólo nosotros sabemos que el tratamiento que se “diseña” en la cárcel es pasar el tiempo dando vueltas al patio y contando los pasos que se dan en una dirección y en otra, viendo a cada vuelta las concertinas, bien afiladas, que coronan los muros del patio.
Sólo nosotros sabemos que el tratamiento que se nos ofrece es simplemente pasar el tiempo. Exactamente igual que cuando quieres envejecer un vino o un güisqui. Lo metes en la barrica (patio) y lo dejas 3, 5, 10 o 20 años. Al menos las barricas donde envejecen estos caldos, sí trasfieren a los mismos algo bueno, su aroma, su sabor, etc. El patio tan solo te trasfiere odio, rencor, y una capacidad infinita de sufrimiento, de tal forma que te haces impermeable.
Solo nosotros sabemos que los programas formativos los diseñan y los imparten asociaciones externas a la cárcel, y en la mayoría de los casos en clara connivencia económica con las Juntas de Tratamiento y los Directores de los Centros.
Sólo nosotros sabemos que al no tener nada que hacer durante todo el santo día, necesitamos medicarnos o drogarnos. Ambos dos nos los proporciona la cárcel, los medicamentos el botiquín, que no le tiembla la mano a la hora de repartir ansiolíticos para tener al personal tranquilo. La droga también.
Sólo nosotros sabemos que el desarrollo de las aptitudes, el enriquecimiento de los conocimientos y la mejora de la capacidades técnicas o profesionales se refiere al delito. El traficante de drogas, sabrá enseguida quien le ha traicionado, aprenderá nuevas técnicas y rutas para trasportar la mercancía. El atracador de bancos conocerá las últimas técnicas para inhibir las frecuencias de la policía o para intervenirlas. El pederasta sabrá en qué parque están los niños menos vigilados.
Sólo nosotros sabemos que la cárcel no compensa ninguna carencia, ni afectiva ni emocional y mucho menos material. La familia se va olvidando de ti poco a poco. La mujer te deja al año o año y medio, salvo raras excepciones. Los amigos se olvidan de ti desde el primer día. Y si tenías problemas de dinero, ahora tendrás más, ya que no vas a ingresar nada de nada.
Continuará…
ALFONSO PAZOS, abogado