Hace un tiempo la Comunidad de Madrid decidió abrir unos cuantos centros de atención inmediata para descongestionar las urgencias de los hospitales. Con la pandemia, muchos de estos centros, cerraron. Ahora, cuando solo faltan unos meses para las elecciones, Isabel Díaz Ayuso los ha vuelto a abrir. En total, unos 78 Centros Sanitarios han entrado en funcionamiento. Pero ha habido cambios. Y esos cambios no han contribuido precisamente a mejorar la calidad del servicio sanitario.
El nuevo personal médico asignado procede de los 41 antiguos Servicios de Atención Rural (SAR) y de los 37 Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAPs). Los nuevos centros pasarán a llamarse PAC (Puntos de Atención Continuada), dependerán de Atención Primaria y estarán ubicados en los centros de salud ya existentes en los barrios y poblaciones madrileñas.
Desmotivar al paciente para que se vaya a la medicina privada
Además de los PAC, conviene tener en cuenta la apertura de otros dos Centros de Urgencias Extrahospitalarias, que se sumarán a los “Centros sanitarios 24 horas” y a las Unidades de Atención Domiciliaria.
Todo este baile de siglas en un completo galimatías. Una engañifa absoluta que solo contribuye a generalizar la sensación de confusión que reina en la sanidad pública madrileña. Y española. La intención es clara: desmotivar al paciente para que se incline, poco a poco, por la medicina privada. Porque a este desbarajuste hay que añadirle otra cualidad de la nueva oferta sanitaria pública: la precariedad. Como suena. El Gobierno de Ayuso no aumenta la plantilla. Simplemente la redistribuye, dejando muchas plazas vacantes.
Al parecer, los nuevos puestos, horarios y destinos se comunicaron a los sanitarios la madrugada anterior. Punto en boca. Esto es lo que hay. El resultado casi resulta inevitable: un 60% de los médicos convocados se dieron de baja por no poder asumir esas condiciones de un día para otro. Los centros se abrieron sin profesionales suficientes o, directamente, permanecieron cerrados.
Prisas, improvisación, inestabilidad…lo que debía ser una buena noticia, tanto para los sanitarios como para los madrileños, se ha convertido en un nuevo desengaño. Primero se reúnen los sindicatos con el Gobierno de Madrid una y mil veces, sin resultados concretos (pasteleo inmundo). Después te llaman a horas insospechadas (falta de respeto) y te dicen que debes cambiar de centro de trabajo al día siguiente y que serás el único médico en la sala, o la única enfermera, o el único celador (poco personal y peores condiciones de trabajo). Tú, que tenías la vida organizada de una forma, deberás cambiarla en cuestión de horas. Conciliación ninguna. ¿Así es como se gestiona el último de los servicios públicos del que todavía podemos sentirnos orgullosos?
Citas médicas imposibles
Nunca la profesión sanitaria estuvo tan poco valorada por los responsables políticos. Citas médicas imposibles, colas interminables de pacientes alrededor de los Centros de Salud, ratios de un médico por cada 2.000 habitantes, consultas telefónicas cada vez mas normalizadas, turnos de 100 pacientes al día con tres minutos para cada uno, profesionales sanitarios desbordados, las bajas por enfermedad o vacaciones sin cubrir con nuevos contratos, sueldos muy por debajo de los conocimientos, responsabilidad y sacrificio, la inversión sanitaria en descenso continuo, la Atención Primaria en caída libre…
Mientras tanto, es jueves, 27 de octubre de 2022. Son las 23, 20 horas en la localidad de Pinto, Madrid. Las urgencias del Centro de Salud “Dolores Soria” permanecen cerradas por falta de profesionales. En Valdemoro y Ciempozuelos solo se ha presentado un celador…
A Marisa, enfermera de 34 años, han vuelto a llamarla desde Irlanda. La esperan con un contrato de trabajo decente. Se lo está pensando. La Gerente de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid y la Gerente Asistencial Adjunta han dimitido.
¿Por cierto, qué fue del Zendal?