El cambio demográfico hacia poblaciones más envejecidas supone un reto mayúsculo para los sistemas de salud
La esperanza de vida al nacer en la Unión Europea ha alcanzado en 2023 los 81,5 años, superando en 0,2 años los niveles anteriores a la pandemia, según el informe Panorama de la salud: Europa, publicado por la Comisión Europea y la OCDE.Sin embargo, persisten notables diferencias de esperanza de vida entre países, con una brecha de hasta ocho años.
Mientras que España, Italia y Malta registran cifras superiores a la media, Letonia y Bulgaria se encuentran significativamente por debajo.
La Comisión Europea destaca también que las mujeres viven, en promedio, cinco años más que los hombres, aunque estos años adicionales suelen verse afectados por problemas de salud crónicos.
Las enfermedades cardiovasculares y los cánceres siguen siendo las principales causas de mortalidad en la UE, representando el 54% de todas las muertes, seguidas por la COVID-19 (11%).
Estas enfermedades son particularmente prevalentes en Europa Central y Oriental, donde las tasas de mortalidad cardiovascular pueden ser hasta siete veces mayores que en Europa Occidental.
El informe subraya la importancia de la prevención de enfermedades crónicas para mejorar la esperanza de vida saludable en toda la región, un aspecto clave ya que muchas mujeres en la UE viven más años que los hombres, pero frecuentemente con enfermedades crónicas que afectan su calidad de vida.
Cambio demográfico y envejecimiento de la población
Europa enfrenta un cambio demográfico profundo, con un notable aumento en el porcentaje de población mayor de 65 años, que pasará del 21% actual al 29% en 2050.
Esto supone una importante presión sobre los sistemas de salud y cuidados de larga duración. Además, se proyecta que la esperanza de vida para las personas mayores de 65 años será superior a 20 años, aunque más de la mitad de este tiempo puede verse afectado por enfermedades crónicas.
En paralelo, se prevé una disminución del 10% en la fuerza laboral activa (personas entre 25 y 64 años), lo que podría afectar la capacidad de respuesta del sistema sanitario a esta demanda creciente.
Por otra parte, el informe también alerta sobre el deterioro de la salud mental y física entre los adolescentes de la UE, especialmente durante el período 2017-2022.
Según estos datos, el porcentaje de jóvenes de 15 años que reporta múltiples problemas de salud ha aumentado del 42 % al 52 % en este periodo.
Entre los factores que explican este deterioro se encuentran el impacto de los confinamientos por la COVID-19, el aumento en el uso problemático de Internet y redes sociales, y el incremento de la exposición al ciberacoso, lo que subraya la necesidad de políticas públicas enfocadas a la salud mental juvenil.
Desigualdades en el gasto sanitario
El gasto en salud per cápita varía enormemente en la UE, con países de Europa occidental y septentrional que dedican más de cinco veces el presupuesto de los países con menor inversión en Europa central y oriental.
Suiza, con un gasto de 5.630 euros por persona, lidera el gasto en salud, seguida de Noruega y Alemania. En contraste, países como Hungría, Croacia, Bulgaria y Rumanía destinan menos de 1.900 euros por persona.
En España, el gasto per cápita se sitúa en 2.822 euros, por debajo de la media de la UE, 3.533 euros.
La pandemia también impactó significativamente el gasto en salud, que se redujo un 3,7% en toda la UE en 2022, con un descenso especialmente agudo en Chequia y Letonia, donde la inversión sanitaria cayó más de un 10%.