Jannik Sinner lo volvió a hacer. El tenista italiano conquistó este domingo el Masters 1000 de París tras vencer por 6-4 y 7-6 (4) al canadiense Félix Auger-Aliassime en una final intensa y de gran nivel. En menos de dos horas, el jugador de San Cándido selló su quinto título de 2025 y recuperó el número uno del mundo, desplazando al español Carlos Alcaraz.
Sinner llegaba a París como el hombre más en forma del circuito. No había cedido ni un solo set en toda la semana y mantenía una racha impresionante: 26 victorias consecutivas en pista dura cubierta. No pierde desde las Finales de la Copa Davis 2023. Su solidez, su calma y esa madurez competitiva que ha ido construyendo con los años volvieron a marcar la diferencia.
El italiano empezó la final con autoridad. En el primer juego rompió el servicio de su rival y desde ahí manejó el ritmo del partido con precisión quirúrgica. Cerró el primer set por 6-4 sin titubeos. En el segundo, Aliassime reaccionó. Jugó más agresivo, defendió cinco bolas de ‘break’ y llevó el duelo hasta el ‘tie break’. Pero allí emergió, una vez más, el carácter de Sinner: sereno, agresivo en los momentos clave, y con una confianza que parece inquebrantable.
Con un último golpe ganador, Sinner levantó los brazos al cielo de París. El público, entregado, aplaudió a quien hoy domina el tenis mundial con autoridad y humildad.
Con este triunfo, Sinner no solo suma otro trofeo de peso, sino que llega a las Finales ATP como líder del ranking mundial. El italiano aventaja ahora en 250 puntos a Alcaraz, que cayó sorprendentemente en primera ronda en París. El duelo entre ambos por cerrar el año como número uno promete emociones fuertes.
Sinner, sin embargo, no se deja llevar por la euforia. “Estoy muy feliz, pero lo más importante es seguir disfrutando del tenis”, declaró tras el partido. Su madurez impresiona tanto como su tenis. Con apenas 24 años, ya se mueve con la calma de un veterano y el hambre de quien aún siente que todo está por venir.
El Masters 1000 de París confirma lo que muchos intuían: el presente del tenis ya tiene nombre propio. Jannik Sinner no solo ha recuperado el trono, lo ha hecho con autoridad, juego y una constancia que amenaza con marcar una nueva era.