La tonadillera regresó a la finca de Cantora después de su presentación el pasado viernes en Alcalá de Henares
Isabel Pantoja se encuentra en una encrucijada decisiva que podría llevarla a la cima, permitiéndole saldar sus deudas económicas de una vez por todas, o, por el contrario, dejarla en la ruina total.
Así lo ha afirmado el periodista Antonio Rossi, quien ha revelado el difícil momento que atraviesa la cantante, tras recibir un ultimátum que podría transformar su vida de manera radical.
Según ha contado, los inversores que están detrás de la carrera de la tonadillera y que, además de su gira 50 aniversario, tienen numerosos proyectos para ella -como una docuserie narrando su vida en primera persona- se han cansado de su actitud y se han reunido con ella para que decida qué quiere hacer y cómo quiere que sea su futuro.
Sin entrar en detalles, el colaborador de Vamos a ver ha dejado entrever que estos empresarios no se habrían tomado bien la negativa de Isabel de abandonar Cantora, ya que llevan pagando el alquiler de su nueva casa en una exclusiva zona de Madrid desde hace más de un mes.
Los empresarios se habrían reunido con ella tanto en Tenerife como en Madrid para poner sobre la mesa un ultimátum en el que Pantoja se jugaría no solo su carrera profesional sino diferentes temas personales -que podrían estar relacionados con su salud.
Un plazo de siete días
Rossi sostiene que estos inversores han perdido la paciencia y le han dado “siete días de plazo para decidir si toca el cielo o el infierno”, ya que podría convertirse en millonaria porque las cantidades que se manejan son muy elevadas, pero Isabel tendría que “comprometerse” a trabajar.
Una decisión que depende “exclusivamente de ella” y que la cantante estaría meditando en estos momentos en Cantora, a donde ha regresado tras el último concierto de su gira el pasado viernes en Alcalá de Henares. En lugar de instalarse ya en la casa que han alquilado para ella en Madrid, ha vuelto a la finca de Medina Sidonia, donde estaría decidiendo qué hacer con el ultimátum.
Ante esta encrucijada, Isabel se ha dejado ver muy seria a su llegada al aeropuerto de Jerez de la Frontera acompañada por su hermano Agustín. Cabizbaja y ocultando su preocupación tras sus inseparables gafas de sol, la artista ha hecho lo imposible por no ser grabada, colocando el vehículo que la llevaría a Cantora a escasos centímetros de la furgoneta que la recogió directamente al bajar del avión.
A su lado, su hermano, que no ha querido pronunciarse sobre las declaraciones de Mayte Zaldívar, donde le llamó “hijo de puta” por cómo se portó con sus hijas Elia y Eloísa cuando llamaban a Cantora para hablar con Julián Muñoz.