La Policía Vasca (Ertzaintza) ha iniciado una investigación sobre lo ocurrido en el campamento privado organizado el pasado mes de agosto en Bernedo (Álava), tras las denuncias presentadas por varias familias. Según los testimonios de los menores, de entre 13 y 15 años, los monitores se duchaban desnudos con ellos y promovían actividades que las familias han calificado de “traumáticas”.
El caso salió a la luz a raíz de los relatos de los adolescentes al regresar a casa y de una carta publicada por El Correo, en la que una menor relataba la existencia de duchas mixtas por grupos, espejos inutilizados e ilustraciones con mensajes de carácter sexual. La carta expresaba la incomodidad de la joven y pedía ayuda a sus progenitores.
Muchas madres han declarado que algunas niñas han salido traumatizadas del campamento y que incluso han requerido atención psicológica tras lo sucedido. A todo esto, se le suma otra denuncia individual de una madre por un episodio de acoso sexual por parte de otro menor, que no se gestionó de inmediato.
En respuesta, los responsables del campamento —que se autodefinen como “educadores”— han difundido un comunicado en redes sociales defendiendo su proyecto como “autogestionado, basado en el feminismo, el euskera y el trabajo comunitario”. Según explican, cada actividad busca “trabajar la convivencia, la autonomía y el cuidado mutuo”. Añaden que las duchas mixtas forman parte de una estrategia para “normalizar todos los cuerpos, romper estigmas y liberarse de la vergüenza y la sexualización”.
Los organizadores aseguran que son “conscientes” de que estas dinámicas pueden generar incomodidad, por lo que sostienen que “no se obliga a nadie a desnudarse ante otras personas” y que, en caso necesario, se ofrecen “alternativas personalizadas y acompañamiento”. También destacan que su objetivo es “crear espacios seguros para todas las identidades y cuerpos”, al margen de la “lógica binaria que excluye a ciertos menores”.
En el comunicado, los monitores, que afirman ser voluntarios, denuncian “discursos difamatorios y tránsfobos” que, según ellos, han acompañado la cobertura mediática del caso. Sin embargo, aseguran que han recibido “más muestras de apoyo que de rechazo”. Asimismo, recalcan que los menores permanecen “constantemente cuidados” y con acceso a atención médica cuando es necesario, y recuerdan que las familias son informadas previamente de que no se permite el uso de teléfonos móviles durante la estancia.
La investigación de la Ertzaintza continúa abierta para esclarecer lo sucedido en este campamento, que la asociación Sarrea Euskal Udaleku Elkartea asegura llevar organizando desde hace medio siglo en la antigua escuela de Bernedo.