Las autoridades sanitarias de Inglaterra han detectado una nueva cepa genéticamente distinta de Mpox, un hallazgo que ha generado preocupación tanto entre organismos de salud pública como en la comunidad científica. Su aparición vuelve a poner en evidencia la capacidad de los virus zoonóticos para evolucionar y desafiar a los sistemas de salud a nivel mundial.
Según recoge el diario El Excelsior, la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA) confirmó el primer caso registrado en el país correspondiente al clado Ib de Mpox. De acuerdo con el comunicado oficial, la persona infectada había viajado recientemente a un país de África Occidental, región donde se presume que esta variante está circulando. Tras la confirmación, se activaron de inmediato los protocolos de vigilancia epidemiológica y rastreo de contactos con el objetivo de evitar una posible propagación comunitaria.
Anteriormente conocido como ‘viruela del mono‘, el Mpox es una enfermedad viral poco frecuente causada por un ortopoxvirus estrechamente relacionado con la viruela humana. Aunque históricamente ha sido endémico de África Central y Occidental, el virus ha demostrado en los últimos años una creciente capacidad para expandirse a otras regiones y adaptarse genéticamente.
La cepa del clado Ib identificada en el Reino Unido presenta una divergencia genética respecto a las variantes de Mpox que se propagaron a nivel mundial durante el brote de 2022. Según la UKHSA, esta versión del virus no había sido documentada previamente fuera del continente africano. Lo que hace que su detección en Inglaterra sea especialmente relevante desde el punto de vista sanitario.
Especialistas en virología y salud pública están evaluando si esta nueva cepa podría mostrar diferencias en la presentación clínica, en su nivel de transmisibilidad o en su respuesta a las vacunas existentes. Hasta el momento, no hay evidencia que indique una mayor capacidad de propagación. Pero los expertos advierten que la mutación refleja el potencial del virus para evolucionar bajo la presión del entorno y del huésped. Esta es una característica común de las amenazas zoonóticas.
La identificación de la cepa fue posible gracias a la secuenciación genómica, una herramienta cada vez más utilizada para la detección temprana de patógenos emergentes. En este caso, el virus fue aislado de un paciente que comenzó a presentar síntomas poco después de regresar de su viaje al extranjero. El análisis confirmó su pertenencia al clado Ib, una variante distinta y no vinculada al brote global de 2022.
El hallazgo se produjo como parte de la vigilancia sanitaria rutinaria y dio lugar a una revisión de los criterios de detección y diagnóstico en viajeros internacionales. Comparaciones genómicas con muestras africanas sugieren que esta variante es endémica de determinadas zonas de África Occidental. Pero que ha estado subdiagnosticada debido al acceso limitado a infraestructura de pruebas en esas regiones.
En términos clínicos, el Mpox suele manifestarse con fiebre, inflamación de los ganglios linfáticos, erupciones cutáneas y lesiones similares a las de la viruela. Durante el brote de 2022 también se observaron lesiones genitales y rectales, que en algunos casos provocaron complicaciones significativas. Aunque la UKHSA aún no ha confirmado si el clado Ib modifica el cuadro clínico habitual. Mientras tanto las autoridades recomiendan a los viajeros recientes procedentes de regiones endémicas que vigilen la aparición de síntomas y busquen atención médica inmediata ante cualquier signo sospechoso.
Se transmite principalmente a través del contacto físico cercano, la exposición a superficies contaminadas, ropa de cama o mediante gotitas respiratorias. Si bien en el brote de 2022 se registró un impacto desproporcionado en hombres que tienen sexo con hombres, los expertos subrayan que cualquier persona puede contraer Mpox si se expone a las condiciones adecuadas. La detección de casos importados vuelve a evidenciar la fragilidad de la seguridad sanitaria global. Así como la importancia de los controles de salud en los desplazamientos internacionales.
Actualmente, la UKHSA trabaja de forma coordinada con socios internacionales y con los servicios locales del NHS para monitorear posibles nuevos casos. Además de actualizar las guías clínicas conforme se disponga de más información. Como medida preventiva, se ha iniciado el rastreo de contactos y se ha recomendado a las personas cercanas al caso que se aíslen y controlen sus síntomas durante un periodo de 21 días. El paciente permanece en aislamiento y, hasta la última actualización, no se han reportado infecciones secundarias.
De manera paralela, los laboratorios evalúan la eficacia de las vacunas disponibles contra esta nueva variante. La vacuna vaccinia Ankara modificada (MVA-BN), utilizada en brotes anteriores, ha demostrado ofrecer protección cruzada frente a varios ortopoxvirus, aunque se investiga si mantiene el mismo nivel de eficacia frente al clado Ib.
Esta situación también reabre el debate sobre la financiación de la preparación ante pandemias, el acceso equitativo a las vacunas en regiones endémicas y las desigualdades en los sistemas de vigilancia epidemiológica que permiten que nuevas variantes emerjan y circulen sin ser detectadas durante largos periodos.
Sin embargo, la aparición de esta nueva cepa de Mpox en Inglaterra no es solo un hallazgo científico, sino una advertencia. Las enfermedades zoonóticas no reconocen fronteras y la falta de inversión sostenida en salud pública global facilita su expansión. Mientras se obtiene más información, las autoridades insisten en que la concientización, la vacunación y la respuesta temprana siguen siendo las principales herramientas de prevención. Especialmente para quienes planean viajar a zonas donde el Mpox es endémico.