ALFONSO PAZOS FERNÁNDEZ
Esto lo escribió mi profesora de Antropología Social y Cultural Dña. Eugenia Ramírez Goicoechea en su libro “Etnicidad, identidad, interculturalidad”:
“Nombrar las cosas, re-nombrarlas, es dominarlas en ese particular proceso de construcción de una realidad significativa que produce el lenguaje.”
Esta técnica, la de dominar las cosas, re-nombrándolas, es una técnica muy antigua. Pero vamos a centrarnos en un caso más reciente ¿Recuerdan ustedes cuando el partido político Podemos entró en el ruedo mediático de la política nacional y además entró arrasando?
En ese momento es cuando empezamos a escuchar un nuevo lenguaje: “Política trasversal”; “Extrema derecha” (esta expresión llevaba sin usarse en España desde hacía más de veinte años, desde los tiempos de Blas Piñar y Fuerza Nueva), “niños, niñas y niñes”, y cosas por el estilo.
¿Saben ustedes lo que significa o en qué consiste lo que esa gente llama “política trasversal”? ¿No? Yo tampoco.
Hacía muchos años que tampoco se oía hablar de la “extrema derecha” y menos en el tono peyorativo que utilizan ellos. Pero lo paradójico es que no existe su antagonista, esto es la “extrema izquierda” o el “comunismo” de toda la vida, es decir el partido “Podemos”, y por supuesto el socialismo extremo de Sánchez y compañía.
No. No se denominan a sí mismos de esa manera, sino que ellos se autodenominan como las “Fuerzas progresistas”.
Está claro. Los fundadores de Podemos eran profesores de Ciencias Políticas y estaban puestos en la teoría. Pero no en la práctica.
Por eso duraron tan poco. Rencillas internas para ocupar el trono del líder, del macho “Alfa”. La droga del poder que es muy fuerte y adictiva, siendo capaz de desajustar las chacras al comunista más acérrimo.
Estos profesores “progres” de camisa a cuadros y pantalón vaquero, pelo largo con rastas, coleta o moño, habían leído un par de libros donde se establece esta estrategia para dominar al pueblo, al rebaño. Uno de ellos fue “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, y el otro, por supuesto, “1984”.
Un término definido en este libro y que viene muy bien al caso de lo que estamos diciendo es “neolengua”. La “neolengua” es el lenguaje oficial en la novela “1984”.
Y la “neolengua” es el lenguaje oficial a principios del siglo XXI: Diputados y diputadas; compañeros y compañeras, miembros y miembras, etc., niños, niñas y niñes, ataque a la democracia por parte de la extrema derecha, máquina de enfangar, etc.
Un párrafo del libro describe perfectamente la finalidad última del “neolenguaje” que sirve tanto para la situación descrita en el libro “1984” como para explicar por qué nos obligan a utilizar ese “neolenguaje” en el momento actual:
“¿No ves que la finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente? Al final, acabaremos haciendo imposible todo crimen del pensamiento. En efecto ¿Cómo puede haber “crimental” si cada concepto se expresa claramente con una sola palabra, una palabra cuyo significado esté decidido rigurosamente y con todos sus significados secundarios eliminados y olvidados para siempre?”
Así, nos encontramos con el lenguaje oficial, con el lenguaje del “Amado Líder”, con las palabras clave del día que se distribuyen a primera hora de la mañana en el grupo de whatsapp de los elegidos. Y llevando a cabo el Principio de simplificación y del enemigo único de Joseph Goebbels que dice que hay que adoptar una única idea, un único símbolo e individualizar al adversario en un único enemigo, nos encontramos con que:
1º.- El Gobierno actual, el del PSOE y sus socios, socias y socies es sinónimo de Democracia. Y así cualquiera que ataque al líder supremo o alguien del entorno del amado líder estará atacando la democracia.
2º.- Todo aquel que ose atacar o no saltar de alegría aplaudiendo cuando el amado líder termine de hablar será catalogado de ultraderechista, de machista, de reaccionario, de inmovilista y añadido inmediatamente al saco de enemigo de la democracia.
¿Recuerdan la gestión de la pandemia de COVID-19? ¿Quién era capaz de llevarle la contraria al oráculo del Gobierno? Nadie. Por que enseguida era tachado de negacionista. Estado de alarma ilegal. Mascarillas a precios de oro. Vacunas que han traído más enfermedades que soluciones. Pero lo único que se oye es que el Gobierno de nuestro amado líder salvo la vida a cuatrocientas mil personas, por lo menos.
Que alguien osa poner en duda la palabra de nuestro amado líder o de sus oráculos, pues está atacando a la democracia misma y por lo tanto hay que controlar a los medios de comunicación díscolos y “regenerar la democracia”.
¿Qué hace el enemigo de la democracia? Poner en marcha la máquina de enfangar la arena política, insultar, mentir, denunciar con pruebas falsas y por supuesto los periodistas ultraconservadores y vendidos a los fascistas les dan publicidad.
Marquen un día cualquiera del calendario de la próxima semana. Estén atentos a las noticias políticas. Escuchen lo que dicen los ministros, las ministras y les ministres de este nuestro democrático gobierno. Verán que todos coinciden en la o las palabras clave del día. Y las repiten una y otra vez.
Lodazal, extrema derecha, ultra derecha, ataque a la democracia, línea roja, políticas trasversales, fascistas, sesgo cognitivo, curación algorítmica, jajaganda, pseudomedios, postverdad, etc.
Puede parecer una cuestión baladí o una simple moda. Ni mucho menos. Para explicarlo voy a transcribir un párrafo del libro “1984” que lo explica muy bien:
“La intención de la neolengua no era solamente proveer un medio de expresión a la cosmovisión y hábitos mentales propios de los devotos del Ingsoc, sino también imposibilitar otras formas de pensamiento. Lo que se pretendía era que una vez la neolengua fuera adoptada de una vez por todas y la vieja lengua olvidada, cualquier pensamiento herético, es decir un pensamiento divergente de los principios del Ingsoc, fuera literalmente impensable, o por lo menos en tanto que el pensamiento depende de las palabras.”
Tengan cuidado con nuestros nuevos oráculos. No son todo buenas intenciones.
Alfonso Pazos Fernández