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Feijóo y el peso de las tradiciones

Feijóo intentará ser investido presidente, por tradición

El presidente de la Junta, Alfnso Rueda; el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, y el expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en un acto en Galicia

¿Porqué el Rey me eligió a mi? Por tradición

España, como la gran mayoría de países del mundo, es un país de costumbres y tradiciones.

No hay ni un solo país o región que no tengan y mantengan sus propias tradiciones, en todos los campos, en sus comidas, fiestas, actos, familias, etcétera, etc.

Sería absurdo enumerar aquí­ todas las tradiciones que tenemos en nuestro país, en nuestras ciudades, pueblos o regiones, incluso en nuestras propias familias.

Pero sí hay una tradición, no escrita -como casi todas las tradiciones- que por ser polí­tica no le prestamos excesiva atención, ya que nos gustan mucho más las referentes a cuestiones más lúdicas.

Esta tradición que apunto es la que hace referencia al nombramiento, por parte del Jefe del Estado -el Rey- de encargar, para formar Gobierno, después de unas elecciones generales (Curiosamente nunca ha sido una mujer).

Desde que se celebran Elecciones Generales en nuestro paí­s, a partir de la vuelta de la Democracia, siempre, el Jefe del Estado ha encargado al líder o número uno del partido más votado, y éste, como no debe ser de otra manera, acepta el encargo y habitualmente se somete a la investidura en el Congreso de los Diputados y -una vez elegido y cumplido todos los trámites legales y constitucionales- nombra a sus ministros y da comienzo la Legislatura.

Sólo recuerdo un caso en que el propuesto no aceptara someterse a la investidura por no contar con los apoyos suficientes para obtener la aprobación de la Cámara baja.

Fue Mariano Rajoy, en las elecciones de 2015, cuando, habiendo ganado las elecciones, sabía que no contaría con los apoyos propios y de otros partidos, suficientes para presentarse a presidente del Gobierno.

Rajoy se lo comunicó al Rey y así­ pasó a la historia como el primer polí­tico en rechazar el encargo del Jefe del Estado.

En las últimas elecciones celebradas en España, el pasado 23 de julio, el PP ha ganado al obtener 137 diputados frente a los 121 obtenidos por el PSOE.

Y ahora vienen las paradojas.

El PP no puede -a priori- gobernar ya que sumando los apoyos con los que contará: VOX, UPN y CC, aún así, como digo, se quedarí­a por debajo de los 176 diputados necesarios para conseguir la investidura.

El PSOE habiendo perdido frente al PP podrí­a gobernar, contando con los apoyos del resto de los partidos, aunque esto no le gusta nada a los partidos de derecha y a una gran parte de la ciudadaní­a.

Resulta difí­cil entender que el PSOE siga gobernado con el apoyo de Junts, cuando su lí­der, Puigdemont, lleva varios años prófugo de la Justicia española, autoexiliado en Bélgica y tocando las narices (por no decir otra cosa) desde el Parlamento Europeo.

Pero volviendo al PP y su lí­der, Núñez Feijóo, difícil tesitura la suya.

Sabe ya, de antemano, que no conseguirá los 176 votos que necesita para formar gobierno y ser, Ãsí mismo , Presidente. Sólo tiene dos posibilidades de conseguirlo: Una, consiguiendo el apoyo de Junts
!Se imaginan! y dos, consiguiendo lo que llamamos un “Tamayazo”, es decir comprar la voluntad de cuatro diputados, de cualquier partido -lógicamente tendrían que ser del PSOE
o de Sumar- y así­ conseguirlo.

Esto también se me antoja bastante complicado, ya que estoy absolutamente seguro que ninguno se prestarí­a a eso aún a cambio de muchas prebendas. Y además, la única persona capaz de intentar esa “gesta” serí­a Miguel Ángel Rodríguez (MAR), pero su jefa, Isabel Díaz Ayuso, no le dejaría, ya que ella está deseando que Feijóo se estrelle.

Me la imagino, sentada en el sillón de su despacho, con un gato en su regazo, acariciándolo, mientras sonríe.

El Rey ha cumplido con la tradición y la Presidenta de las Cortes, la socialista Francina Armengol ha rematado la faena fijando la fecha de la investidura para finales de septiembre.

Mientras en la sede del PSOE, o en La Moncloa se frotan las manos porque no es menos cierto que el Rey le ha hecho un gran favor al partido y a Pedro Sánchez en particular. Le ha hecho, como decimos, un gran favor pero no por simpatí­a ni por gusto, porque de todos es sabido el poco aprecio -o ninguno- que se tienen ambos.

Como decía, Pedro Sánchez se está relamiendo ya que tení­a muy difícil volver a formar gobierno. Si ya el actual -en funciones- formado por varios partidos ha sido, con creces, el más criticado por la mayoría de los partidos que no formaban parte del ejecutivo de coalición, imagínense un gobierno en el que el señor Puigdemont tuviera la llave de la gobernabilidad. Serí­a una Legislatura imposible de soportar.

Y no es una posibilidad remota, es una realidad que para conseguir gobernar tienen que aceptar las condiciones, si no todas, gran parte de ellas que se le ocurran al prófugo.

Para más retorcer las cosas, tanto el PP como el PSOE necesitan a Junts para formar gobierno. No me digan que no es una situación, cuando menos, diabólica.

Pedro Sánchez, y esto lo sé de buena tinta (Frase hecha que me gusta mucho) no querí­a, ni mucho menos, que el Rey le eligiera a él para formar gobierno, porque lo que le viene al pelo es ir a unas
nuevas elecciones, allá por enero, e intentar, con una buena campaña, conseguir en una clara victoria en las urnas y no necesitar a Junts para gobernar, y además cumplir los seis meses de Presidencia de la UE.

Núñez Feijóo tampoco querí­a que le eligiera a él, porque también sabía que no contaba con los apoyos suficientes, pero ante las cámaras de televisión y en público se mostraba muy
dispuesto a aceptar el nombramiento y con los apoyos suficientes para gobernar, porque decí­a, en el colmo del surrealismo, estar dispuesto a pedir su apoyo al PSOE.

Ya lleva dos tremendas derrotas en muy poco tiempo. No conseguir los escaños suficientes para gobernar en solitario, o como mal menor, con la ayuda de VOX y la segunda perder la presidencia
de la Cámara Baja en favor de un miembro del PSOE.

Núñez Feijóo y sus colaboradores son muy conscientes, que si se celebran elecciones en enero y no consigue gobernar, su cabeza rodará¡ y volverá¡ a su Galicia de donde nunca debió salir (Esto lo empieza a pensar él)

Isabel Dí­az Ayuso no perdona, y Juan Manuel Moreno Bonilla está¡ en el porche de su casa, mirando al horizonte mientras se come un plato de fresas…

En una reunión en su propio despacho, Núñez Feijóo con sus más estrechos colaboradores se mostraba abatido cuando comentaban la llamada de Francina Armengol en la que le comunicaba la decisión
del Rey .

¿Porqué? Preguntó³ mirando a sus colaboradores, ¿porqué me ha elegido a mi­ para formar gobierno, sabiendo que me es imposible?
Y uno de ellos le contestó, mirándole a los ojos: por tradición, presidente, por tradición.

!Mierda de tradición, ‘carallo’! se le oyó decir.

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