El evento astronómico es vigilado muy de cerca por los científicos
Este 16 de febrero, el Sol protagonizó un espectáculo astronómico impresionante al emitir una fuerte llamarada, alcanzando su punto máximo a las 06.53 UTC. El evento fue capturado por el Observatorio de Dinámica Solar de la NASA, que monitorea constantemente nuestra estrella central.
Es el segundo evento de este tipo en apenas siete días, ya que el pasado 9 de febrero también se registró una llamarada similar. Este fenómeno coincide con un pico de actividad en el presente ciclo solar, que tiene una duración de 11 años.
Las erupciones solares, como la que presenciamos hoy, son poderosas explosiones de energía que pueden tener diversas repercusiones en la Tierra y en el espacio. Entre sus efectos se cuentan posibles interferencias en las comunicaciones por radio, afectaciones en las redes de energía eléctrica, alteraciones en las señales de navegación y representar riesgos para naves espaciales y astronautas.
La última llamarada, clasificada como bengala X2.5, sigue a la del 9 de febrero, que fue clasificada como X3.3. La clase X denota las llamaradas más intensas, mientras que el número proporciona información sobre su fuerza relativa. Estos eventos son vigilados de cerca por los científicos y astrónomos, ya que ofrecen valiosa información sobre la actividad del Sol y sus posibles impactos en nuestro planeta y más allá.