El máximo representante de la Iglesia celebrará este ritual por tercera ocasión el próximo 8 de diciembre, en la Fiesta de la Inmaculada Concepción
El papa Francisco donará la Rosa de Oro, símbolo de la bendición del Sumo Pontífice al icono de la Virgen Salus Populi Romani. Un acto de veneración que no repite el líder de la Iglesia católica desde hace 400 años. Esta vez, tendrá lugar el 8 de diciembre, en la Fiesta de la Inmaculada Concepción.
La Rosa de Oro simboliza la bendición papal, y se remonta a la Edad Media. A lo largo de los siglos, el Sumo Pontífice la ha regalado a monasterios, santuarios, soberanos y personalidades destacadas en reconocimiento a su compromiso con la fe y el bien común.
El papa Francisco subraya la importancia espiritual del icono de la Virgen Salus Populi Romani en la historia de la Iglesia católica. Representa al “santuario mariano más antiguo de Occidente dedicado a la Madre de Dios”, según el Sumo Pontífice.
En 1551, el papa Julio III donó la primera Rosa de Oro a la Basílica de Santa María la Mayor de Roma. El líder de la Iglesia sentía una gran devoción por el icono mariano conservado allí y donde, en el altar del Pesebre, celebró su primera misa.
Por su parte, en 1613, el papa Pablo V donó otra Rosa de Oro con motivo del traslado del venerado icono a la nueva capilla erigida en la basílica. Sin embargo, esta no conserva ninguna de las dos rosas. Posiblemente, se perdieron con la invasión napoleónica de los Estados Pontificios, a finales del siglo XVIII.
Los primeros testimonios de la Rosa de Oro
Los primeros testimonios documentales de la Rosa de Oro se remontan al inicio del pontificado del papa León IX (1049-1054). La abadesa benedictina de Sainte-Croix-en-Plaine, en Woffenhein (Francia), enviaba cada año a Roma una rosa de oro de dos onzas de peso, ocho días antes del cuarto domingo de Cuaresma. Y desde el siglo XII, en dicho día, el Papa la bendecía y la llevaba en procesión.
En esta ocasión, el gesto del papa Francisco con la donación de la Rosa de Oro servirá para “reforzar la relación milenaria entre la Iglesia católica y la ciudad de Roma”, según un comunicado de la Basílica de Santa María la Mayor.