La revista Forbes publicó su estudio anual sobre los futbolistas con mayores ingresos del mundo, en el que destaca la aparición por primera vez de Lamine Yamal y el regreso de Cristiano Ronaldo al primer puesto. El portugués encabeza la lista con ganancias estimadas de 280 millones de dólares anuales, impulsadas principalmente por su salario de 200 millones en el Al Nassr de Arabia Saudita.
En segundo lugar se sitúa Lionel Messi, con 130 millones de dólares, cifra que combina su salario en el Inter Miami y sus numerosos contratos publicitarios. El podio lo completa Karim Benzema, quien tras su fichaje por el Al Ittihad saudí percibe unos 104 millones anuales. Estas cifras reflejan el dominio financiero de los jugadores que militan en la liga saudita, un destino que ha revolucionado los sueldos del fútbol internacional.
La gran novedad del ranking es Lamine Yamal, que con apenas 18 años se posiciona en el décimo lugar gracias a ingresos estimados en 43 millones de dólares. El joven delantero del FC Barcelona combina su salario con lucrativos contratos de patrocinio con marcas como Adidas, Powerade, Konami y Beats by Dre. Su ascenso no solo evidencia un relevo generacional, sino también un cambio en el modelo económico del fútbol, donde la popularidad en redes sociales y el impacto digital juegan un papel determinante.
Por su parte, Kylian Mbappé y Erling Haaland ocupan la cuarta y quinta posición, con 95 y 80 millones respectivamente. El delantero francés ha visto reducir sus ingresos tras dejar el PSG y fichar por el Real Madrid, mientras que Haaland continúa consolidando su posición como una de las estrellas más rentables del Manchester City. Ambos representan la nueva generación que desafía el liderazgo de los veteranos.
El top 10 lo completan Vinicius Junior (60 millones), Mohamed Salah (55 millones), Sadio Mané (54 millones) y Jude Bellingham (44 millones). En conjunto, el informe de Forbes revela una tendencia clara: el fútbol global se encuentra en plena transición, donde las jóvenes promesas comienzan a generar fortunas comparables a las de las leyendas consagradas, marcando así una nueva era en la economía del deporte.