Se especula que a la tonadillera le estaría costando mucho decir adiós a la finca que heredó Paquirrí
En los últimos días, han surgido inquietantes rumores sobre la salud de Isabel Pantoja, alimentados por declaraciones de periodistas como Gema López, Lorena Vázquez y Laura Fa. Según estas fuentes, el estado de la tonadillera podría ser más delicado de lo que se pensaba inicialmente, generando dudas sobre si podrá realizar su concierto programado para el 30 de noviembre en Tarragona. Ante estas especulaciones, Isabel Pantoja estaría considerando la posibilidad de emitir un comunicado oficial para aclarar su situación y compartir personalmente lo que le está ocurriendo, así como dar detalles sobre su futuro más próximo.
Un futuro que pasa por Madrid, donde alquiló un impresionante chalet en la exclusiva urbanización de La Finca a principios de septiembre y al que todavía no se ha mudado, a pesar de que su traslado parecía inminente hace semanas y hubo quien se aventuró a asegurar que su nueva vida arrancaría coincidiendo con su última actuación, que tuvo lugar en Alcalá de Henares hace casi un mes.
Se especula que a Isabel le estaría costando mucho decir adiós a Cantora y cerrar para siempre una etapa de su vida repleta de luces y sombras en la que la finca que heredó de Paquirri se convirtió en su mejor refugio.
Movimientos de mudanza
Sin embargo, después de que el grupo inversor que está detrás de su carrera en estos momentos -según Antonio Rossi- se reuniese con ella para darle un ultimátum y dejarle claro que su futuro y su éxito pasan por abandonar Cantora e instalarse en Madrid, los movimientos de mudanza han comenzado tímidamente en el cortijo situado en Medina Sidonia.
La finca se ha convertido en un ir y venir de coches en los últimos días, y ha llamado la atención especialmente la presencia de una furgoneta de material frigorífico que podría haber ido a recoger alimentos que la tonadillera tendría congelados en Cantora y querría llevarse a Madrid.
Poco más se va a llevar de la que ha sido su casa en los últimos años, ya que al margen de sus enseres personales, su nueva residencia en la capital está amueblada e Isabel tan solo tendría pensado llevarse con ella su colchón y un tocador que tiene en su dormitorio.