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Potenciar la voz de los jóvenes en nuestras sociedades

óvenes utilizando un 'smartphone' | EP

MEITAL HERBST

Por qué empoderar a los jóvenes y trabajar para que alcen sus voces? A cada paso que damos, demostramos que los jóvenes tenemos mucho para aportar no solo a nuestros pares sino a la sociedad en su conjunto.

Los jóvenes tenemos responsabilidad en el cambio social y participación activa en las sociedades democráticas. Somos quienes ocuparemos puestos de liderazgo en el futuro pero también podemos hacerlo en el presente  y queremos que nuestras ideas se escuchen, para enfrentar los falsos estereotipos que dicen que las juventudes son desinteresadas, que no les importa nada, que “ya vamos a entender cuando seamos más grandes”.

Es posible trabajar con otra mirada, contemplando a los jóvenes como sujetos de derechos a la educación y al conocimiento, entre otros: a aprender y adquirir un capital que no se mide solo en dinero, sino que nos permite encarar un proyecto de vida presente y futuro.

Para poder hacer, tomar acción y tener la capacidad de transformarnos y transformar la realidad en la que vivimos. Para poder ser, ya que nuestra existencia está construida a partir del conocimiento. Para convivir en la diversidad de pensamiento y vivir juntos.

A través de la historia de Ana Frank, es posible visibilizar valores que interpelan a los jóvenes hoy. Ana es la autora del famoso diario escrito durante el encierro por la persecución nazi. Otto Frank, su padre, lo recibe en 1945 como un legado, al enterarse de que él era el único sobreviviente de su familia tras ser llevados a campos de concentración. Se lo da su secretaria, Miep Gies, una de las personas que podemos llamar “protectoras”: ella decidió ayudar a la familia Frank frente a toda adversidad, arriesgó su vida porque entendió que lo que sucedía durante el nazismo estaba mal.

A este legado que Ana le deja con su diario, Otto decide dedicar su vida. Él entiende la necesidad de trabajar por un mundo mejor en el presente y para el futuro, dando lugar a jóvenes como Ana. Lentamente comenzó a crear espacios para que chicos y chicas de todo el mundo se encuentren, para generar espacios de diálogo, encuentro y debate consciente de que es necesario darle un lugar primordial y principal a los jóvenes.

En el Centro Ana Frank Argentina para América Latina tomamos el mensaje de Otto y continuamos con su legado. Uno de nuestros vehículos para transmitir cada una de las cosas que hacemos es la educación de pares. Es necesario que sean jóvenes quienes les cuenten la historia de una joven -Ana Frank- a otros jóvenes en las visitas guiadas. Así, quienes reciben al público del museo Ana Frank son voluntarios de entre 15 y 25 años.

En una sociedad que por momentos parece multiplicar discursos de odio, es indispensable crear espacios donde los jóvenes sean protagonistas en todo momento, que puedan contar lo que ya hacen, que sean escuchados por adultos y que pregunten y conozcan las experiencias de otros jóvenes, para, de esta manera construir una red, y con ese intercambio, se puedan potenciar.

*Reproducimos por su interés este artículo publicado en el diario Clarín firmado por Meital Herbst

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