La Copa del Rey volvió a demostrar por qué es una competición imprevisible. Atlético de Madrid y Real Madrid lograron el pase a la siguiente ronda, pero ninguno de los dos gigantes pudo relajarse. Ambos tuvieron que apretar los dientes ante rivales teóricamente inferiores, en partidos donde el talento no siempre fue suficiente y el sufrimiento apareció hasta el final.
El Atlético de Madrid selló su clasificación tras un 2-3 muy trabajado frente al CD Atlético Baleares. El conjunto de Diego Pablo Simeone mostró pegada, pero también fragilidad, especialmente en defensa y a balón parado. La noche comenzó torcida con la lesión de Lenglet, que obligó a reajustar la zaga desde los primeros minutos y dio alas al equipo local.
Ahí emergió la figura de Juan Musso, decisivo desde el inicio con varias intervenciones de mérito que evitaron el empate en los momentos más delicados. En ataque, el Atlético encontró soluciones rápidas. Antoine Griezmann, con un doblete, volvió a ejercer de líder, mientras Giacomo Raspadori aportó un gol y movilidad constante.
El Baleares no se rindió nunca. Recortó distancias, forzó errores y llegó a poner contra las cuerdas a un Atlético que cometió dos penaltis en el tramo final. Uno fue detenido por Musso, el otro acabó en gol y dejó un descuento lleno de tensión. Pese a todo, los rojiblancos resistieron y avanzaron, conscientes de que la imagen fue más gris de lo deseado.
El Real Madrid vivió una historia similar en su visita al Talavera. El equipo de Xabi Alonso parecía haber encarrilado el encuentro antes del descanso con un doblete de Mbappé y un gol en propia puerta, pero la segunda parte cambió el guion. La relajación blanca permitió al conjunto local crecer y creer en la remontada.
Mbappé volvió a ser el faro ofensivo y sumó goles importantes, pero el Madrid bajó el ritmo y perdió control. El Talavera aprovechó los espacios, marcó dos goles y rozó la prórroga en un final eléctrico. Solo una parada salvadora de Andriy Lunin en el descuento evitó el desastre y selló el pase merengue.
El partido dejó varias lecturas internas. Por un lado, la calidad individual vuelve a marcar diferencias. Por otro, el equipo mostró desconexiones preocupantes, especialmente cuando el partido parecía resuelto. Ni siquiera la entrada de titulares habituales logró apagar del todo el empuje local.
Atlético y Real Madrid siguen vivos en la Copa, pero ambos saben que el aviso está lanzado. La competición no perdona errores y los rivales, sin complejos, obligan a competir al máximo. Pasar de ronda es obligatorio. Convencer, de momento, sigue pendiente.