Hoy: 30 de noviembre de 2024
Ante la amenaza de eventos que podrían bloquear la luz solar, como grandes erupciones volcánicas o guerras nucleares, un equipo internacional de investigadores liderado por David Denkenberger, profesor asociado de ingeniería mecánica en la Universidad de Canterbury, ha propuesto invertir en la construcción de granjas de algas marinas como una posible solución para evitar la hambruna global.
El estudio, publicado en la revista Earth’s Future, destaca la versatilidad de las algas, que podrían servir como fuente crítica de alimento y combustible en situaciones de escasez generalizada después de una catástrofe.
Las algas marinas, especialmente la especie Gracilaria tikvahiae, demostraron ser lo suficientemente resistentes como para sobrevivir y prosperar incluso después de eventos catastróficos como una guerra nuclear a gran escala. Utilizando datos climáticos del invierno nuclear simulado, los investigadores modelaron el crecimiento de las algas, concluyendo que podrían realizar la fotosíntesis y crecer incluso con la presencia de carbono negro en la atmósfera, que bloquearía la luz solar durante años.
Michael Roleda, coautor del estudio y profesor de UP-MSI, explicó que algunas especies de algas pueden realizar la fotosíntesis con niveles de luz tan bajos como 50 a 100 micromoles de fotones, mientras que la luz solar en los trópicos durante el mediodía sin nubes puede alcanzar casi 2.000 micromoles.
El estudio sugiere que, con una superficie óptima para la producción, las algas marinas podrían satisfacer hasta el 45% de la demanda mundial de alimentos después de solo nueve meses de producción intensificada. Sin embargo, se destaca que el contenido de yodo en las algas limitaría su contribución a un máximo del 15% de la dieta humana.
A pesar de la viabilidad de las algas como recurso alimentario en situaciones extremas, se hace hincapié en que se necesita evitar una guerra nuclear a toda costa, dado su efecto duradero en el clima global. El estudio ofrece una perspectiva intrigante sobre cómo las algas marinas podrían ser una adición crucial para la seguridad alimentaria mundial en casos de emergencia.