Hoy: 10 de noviembre de 2024
La Alfombra Naranja del Benidorm Fest que se celebra esta tarde es el inicio del camino del festival en el que se elegirá al representante español para Eurovisión 2024 y que durante una semana llenará Benidorm de música, eventos, fans, y también dramas. El 3 de febrero, a partir de las 22.00 horas, arrancará la gala en la que conoceremos al sucesor, sucesora o sucesores de Blanca Paloma.
En esta tercera edición del Benidorm Fest, 16 artistas compiten por llevarse a casa el Micrófono de Bronce, el trofeo del festival que ya han levantado Chanel y Blanca Paloma. Almácor, Angy, Dellacruz, Jorge González, Lérica, Mantra, María Peláe, Marlena, Miss Caffeina, Nebulossa, Noan, Quique Niza, Roger Padrós, Sofia Coll, st. Pedro y Yoly Saa son los competidores.
Se dividen en dos semifinales: el 30 de enero participarán en este orden Lérica, Noan, Sofia Coll, Mantra, Miss Caffeina, Quique Niza, Angy y Nebulossa; mientras que el 1 de febrero será el turno de María Peláe, Dellacruz, Marlena, st. Pedro, Jorge González, Yoly Saa, Roger Padrós y Almácor. Ambas se emiten a las 22.40 en La 1.
Los seguidores del festival manejan una terminología propia para referirse a los diferentes eventos del festival. En los siguientes párrafos se explica qué es una “pre”, un “bottom” o un jurado demoscópico.
El festival ejerce de preselección o final nacional en España para el Festival de Eurovisión, que se celebra este año en Malmö (Suecia) el 11 de mayo. Cada uno de los 37 países participantes puede celebrar bien una final nacional como esta o elegir internamente.
La española es una de las primeras –la mayoría se concentran en febrero y marzo y las últimas son el Melodifestivalen sueco y el Festival da Canção portugués, cuyas finales son el 9 de marzo– y precede al evento que originó Eurovisión y que también inspiró el antiguo Festival de Benidorm: el Festival de Sanremo de Italia.
Esta no es una final nacional al uso, sino un festival de la canción italiana que se ha celebrado ininterrumpidamente desde 1951 (Eurovisión comenzó en 1956) y ha tenido lugar en años en que el país no participaba.
De hecho, una vez se ha celebrado, la televisión italiana ofrece al ganador la posibilidad de ir a Eurovisión, pero no tiene por qué aceptarlo (como en 2016) y la radiodifusora puede elegir a cualquier otro participante (en 2012 fue la séptima clasificada con una canción diferente a la de Sanremo) o a un cantante por elección interna (como en 2014).
En el caso de España, se celebran dos semifinales para seleccionar a los ocho finalistas. Pasan los cuatro que consiguen una mayor puntuación de jurado (50% del total), televoto y jurado demoscópico (25% cada uno), es decir, el ‘Top 4’, y se quedan los cuatro menos votados, es decir, el ‘Bottom 4’.
El Benidorm Fest tiene un sistema con tres rondas de votación: primera el jurado nacional –compuesto por Beatriz Luengo, Carlos Baute, Guille Milkyway y Ángela Carrasco– y el internacional, con los jefes de delegación de Reino Unido, Armenia y Polonia (Lee Smithurst, David Tserunyan y Marta Pierkaska) y la escenógrafa danesa Nicoline Refsing, autora de la puesta en escena de Melani en Eurovisión Junior 2019. Cada uno de ellos otorga dos, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, diez y doce puntos.
En el resto de Europa, los jurados internacionales son relativamente habituales. De hecho, España fue uno de los países que participó en la votación del Melodifestivalen de Suecia y el Uuden Musiikin Kilpalu de Finlandia el año pasado y en ambos casos otorgó sus doce puntos a las canciones ganadoras, Tattoo de Loreen y Cha Cha Cha de Käärijä, que acabarían siendo el “Top 2” de Eurovisión 2023.
El jurado demoscópico también es una aportación de Italia, que curiosamente dejará de utilizar en este festival. España ha empleado el demoscópico en las tres ediciones del Benidorm Fest, y con ello busca conseguir una representación más adecuada de los gustos de la sociedad española.
Este jurado incluye a una muestra de 300 personas seleccionadas por edad, procedencia y género, para representar a toda la sociedad. Lo lleva a cabo una empresa demoscópica, y en los dos años anteriores ha dado sus máximas puntuaciones a Tanxugueiras y a Vicco, que quedaron terceras pero obtuvieron dos de los mayores éxitos del festival.
Los votos del jurado demoscópico y del televoto reparten 16, 20, 22, 25, 28, 30, 35 y 40 puntos cada uno. En numerosas ocasiones, los fans del festival han criticado que con este sistema, se prima al jurado antes de al público, ya que si alguien obtiene las máximas puntuaciones de los jurados se llevaría 96 puntos (Blanca Paloma logró 94 el año pasado), mientras que el público solo podría otorgar 80.
Los participantes en el Benidorm Fest participan con canciones de géneros diversos, desde el rock hasta la balada pasando por lo latino. En el mundo eurofán, muchas veces, las canciones se clasifican más bien por su tempo: así, un tema movido será un “bop”, una canción pop suele ser calificada como mid tempo, y la balada puede ampliar su sentido para cualquier canción lenta.
Durante los meses que pasan desde que se anuncian a los participantes hasta el festival, inevitablemente se crean expectativas que luego se cumplen o no. El llamado “hype” se aplica también al mundo eurovisivo, pero cuando una canción no cumple con lo que se espera, se la suele calificar como un flop, un verbo en inglés que significa “fracasar” o “caer”.
Las apuestas también juegan un papel en Eurovisión y el Benidorm Fest. Aunque los expertos suelen apostar por no hacerles demasiado caso hasta que no se ven los primeros ensayos, a lo largo de la temporada fluctúan y van marcando un termómetro de cómo podría terminar la final. Podría, porque no siempre se cumple.
De hecho, el año pasado Blanca Paloma marchaba quinta en las apuestas hasta la semana del festival y finalmente consiguió un 17º puesto. En el Benidorm Fest, la favorita era Fusa Nocta, que finalmente fue última en la final.
A lo largo de la historia del festival, las apuestas se han visto manipuladas o “dopadas” en varias ocasiones. Un caso reciente fue el de Malta en 2021, que presentó a la ganadora de Eurovisión Junior 2015, Destiny Chukuneyere, que marchaba primera en las apuestas toda la temporada.
Finalmente quedó séptima en el festival, y meses después el gobierno maltés abrió una investigación porque se había gastado 650.000 euros en la candidatura y se sospechaba que se utilizó dinero público para promover la canción, Je me casse, poniéndola en lo más alto de las apuestas.
El dinero público invertido en el Benidorm Fest también es una de las preguntas recurrentes. El festival de 2022 costó 2,87 millones de euros y el de 2023, 4,07 millones. La Generalitat invirtió casi un millón de euros en la primera edición y 1,5 en las de 2023 y 2024; mientras que el Ayuntamiento puso 200.000 euros el primer año y 500.000 los siguientes. Todavía no se conoce el coste global de la edición de 2024.
El retorno del Benidorm Fest, según estima el propio ayuntamiento, es de un impacto económico directo estimado de 1,5 millones de euros anuales y el impacto mediático del certamen se situaría, según la misma estimación, por encima de los 80 millones de euros.
Los costes de albergar un Festival de Eurovisión son bastante más elevados. De hecho, solo la ciudad de Malmö, sin contar la televisión ni el gobierno, invertirá 2,5 millones de euros en el certamen de este año. Sin embargo, el retorno es también mayor. La anfitriona de 2023, Liverpool, estima que el festival generó 55 millones de euros para la ciudad.