Hoy: 22 de noviembre de 2024
Se espera que el pico máximo de actividad de la lluvia de estrellas de las Úrsidas ocurra durante la noche del 22 al 23 de diciembre. La luna creciente, próxima al plenilunio, iluminará gran parte del cielo durante casi toda la noche, lo que dificultará las condiciones para su visualización.
El momento óptimo para observarlas será en las horas cercanas al amanecer, cuando la Luna se oculte en el horizonte. La lluvia de meteoros de las Úrsidas es visible en el hemisferio norte entre el 17 y el 26 de diciembre, con una tasa de actividad modesta de entre 10 y 50 meteoros por hora, viajando a unos 33 kilómetros por segundo. Según cálculos del Observatorio Astronómico Nacional.
Las Úrsidas tienden a pasar desapercibidas debido a su ubicación entre dos lluvias de meteoros con tasas de actividad mucho más altas: las Gemínidas, que alcanzan su punto máximo una semana antes, y las Cuadrántidas, que lo hacen dos semanas después.
Sin embargo, el 2023 no es un año propicio para observar las Úrsidas, ya que su momento de máxima actividad coincide cuatro días antes de la luna llena del 27 de diciembre. Estos meteoros son fragmentos del cometa 8P/Tuttle, descubierto en 1858, y cada año la Tierra atraviesa un anillo poblado con estos fragmentos dejados por el cometa en sus pasos cercanos al Sol.
Cuando uno de estos fragmentos, llamados meteoroides, entra en la atmósfera terrestre, se vaporiza por la fricción con el aire, creando el resplandor luminoso conocido como meteoro o estrella fugaz. El punto de origen de estos meteoros, llamado “radiante”, se encuentra cerca de la estrella Kocab en la constelación de la Osa Menor.
Para observarlas, se recomienda buscar un lugar con cielos oscuros y mínimos obstáculos visuales, preferiblemente sin instrumentos ópticos que limiten el campo de visión. Aunque su radiante se encuentra en la constelación de la Osa Menor, las Úrsidas pueden verse en cualquier parte del cielo. La mejor estrategia es mirar hacia las zonas más oscuras, evitando la dirección de la Luna si está presente, y permitir que los ojos se acostumbren a la oscuridad, preferiblemente tumbados para una visualización más cómoda.