Hoy: 22 de noviembre de 2024
Patricia y Victoria, dos mujeres de Sevilla, comparten una historia marcada por el maltrato y la indignación. Su conexión radica en un individuo que, para ellas, encarna una pesadilla de proporciones dantescas. Antonio, quien alguna vez fue novio de ambas, las sometió a situaciones de abuso que las llevaron a tomar la valiente decisión de denunciarlo por malos tratos. Como resultado, dos juzgados de lo Penal de la capital condenaron a Antonio. Sin embargo, el condenado buscó un último recurso para evitar su ingreso a prisión, un giro que dejó a Patricia y Victoria en estado de shock.
En junio pasado, según relata el medio digital ABC Sevilla, Antonio se presentó en el Registro Civil con una solicitud inusual: cambiar oficialmente su registro de sexo, argumentando que ahora se identifica como mujer y adoptó el nombre de Milan. Posteriormente, solicitó al Gobierno de España un indulto total, argumentando que esta transformación lo convierte en una persona completamente diferente.
Esta extraña estrategia de Antonio está respaldada por la ‘Ley Trans’, una normativa impulsada por el Gobierno de Pedro Sánchez y sus aliados de Unidad Podemos, diseñada para garantizar la igualdad real y efectiva de las personas trans y proteger los derechos de las personas LGTBI. Esta ley, en su artículo 43, permite que cualquier persona mayor de 16 años y de nacionalidad española pueda solicitar el cambio de registro de sexo en el Registro Civil sin la necesidad de presentar informes médicos o psicológicos ni someterse a un proceso médico de cambio de sexo.
Esta maniobra legal ha dejado a las dos víctimas, Patricia y Victoria, con una sensación de desprotección e indefensión. Ambas expresan su frustración ante una ley que, desde su perspectiva, permite que situaciones como esta ocurran sin posibilidad de intervención.
La historia de abuso de Antonio se teje a través de relaciones tumultuosas con Patricia y Victoria. Mantuvo una relación con Victoria desde el verano de 2017 hasta diciembre de 2018, y simultáneamente, comenzó a verse con Patricia en los últimos meses de esa relación. Victoria sufrió un año y medio de abuso emocional y psicológico mientras Antonio las chantajeaba con dejar la relación y pasar a la otra chica.
Ambas mujeres eran conscientes de la existencia de la otra, y Victoria, en un acto de valentía, contactó a Patricia para advertirle sobre lo que le esperaba. Esta comunicación resultó en una amistad que las fortaleció y les dio la fuerza para presentar denuncias conjuntas el 31 de enero de 2019, acusando a Antonio de maltratos físicos, lesiones, coacciones, vejaciones y otros actos similares.
Aunque ambas denuncias se tramitaron en el mismo juzgado sobre la Violencia de la Mujer de Sevilla, fueron enjuiciadas por dos juzgados de lo Penal de la capital. Antonio violó repetidamente las órdenes de alejamiento impuestas por ambos juzgados, lo que resultó en ocho meses de prisión preventiva. Patricia obtuvo una sentencia en julio de 2019 que condenó a Antonio a ocho meses de prisión y trabajos en beneficio de la comunidad. Además, se le impuso un dispositivo de geolocalización para evitar que se acercara a Patricia, una medida que está programada para terminar el próximo año.
La situación de Victoria se prolongó debido a diversos factores, como cambios de abogados del acusado y la alegación de que tenía coronavirus. Finalmente, su caso fue juzgado en marzo de 2022, y la sentencia se emitió en el mismo mes. En octubre del mismo año, la Audiencia de Sevilla confirmó la sentencia, reduciendo apenas unos meses de pena. Antonio, ahora llamado Milan, también fue ordenado pagar una indemnización de ocho mil euros, de la cual ha abonado la mitad.
En un último intento por evitar la cárcel, Antonio inicialmente apeló al Tribunal Supremo y solicitó la suspensión de la pena privativa de libertad, aunque finalmente desistió de esta acción. Su jugada sorpresa fue su cambio registral de sexo en junio pasado y su solicitud de indulto total al Gobierno de Pedro Sánchez, alegando que ahora es una persona completamente distinta a quien era antes, con un trauma que le lleva a identificarse como mujer. El propósito principal de este giro es evitar la prisión, y en caso de que deba cumplirla, solicita que sea en un módulo mixto.
Esta inesperada estrategia ha dejado a Patricia y Victoria en estado de shock. Ambas describen a Antonio, quien trabaja en una empresa de seguridad privada, como una persona machista y homófoba, de gran envergadura debido a su dedicación al gimnasio, y lo califican como un psicópata bien asesorado y muy inteligente. Las víctimas sufrieron abusos físicos, psicológicos y verbales, además de un control constante sobre su vestimenta y sus relaciones sociales. Victoria sufrió daños materiales en su coche y en su vivienda, e incluso después de las denuncias, las amenazas persistieron.
Patricia y Victoria se sienten impotentes y desamparadas ante lo que consideran una aplicación problemática de la ‘Ley Trans’. Ambas expresan su preocupación por lo fácil que parece ser el cambio de género, sin requerir un informe psicológico y basándose únicamente en la afirmación de sentirse de otro género. La situación las deja con una pregunta: “¿Qué podemos hacer?” Patricia, a pesar de sentir pánico en momentos de este proceso, se siente respaldada por su familia y la Policía Nacional. Por su parte, Victoria considera esta situación como aberrante y difícil de superar, dada la magnitud del daño que ha sufrido.
Fuente: Diario ABC Sevilla