Cuando Joan Laporta habla, el ecosistema futbolístico se mueve. Y esta vez no fue diferente. Durante su intervención en el ciclo Foros de Vanguardia, el presidente del FC Barcelona volvió a poner palabras a una rivalidad histórica que va mucho más allá del terreno de juego. “El Real Madrid representa el poder y el Barça, la libertad”, afirmó con la naturalidad de quien lleva décadas viviendo el pulso entre dos maneras de entender el fútbol, la gestión y, en cierta medida, la identidad.
Laporta repasó su relación con Florentino Pérez, marcada por etapas de tensión y otras de aparente calma. Explicó que hoy existe una “concordia institucional”, aunque sin negar que ambos clubes parten de realidades y vínculos distintos. Para el dirigente azulgrana, el Madrid mantiene una cercanía evidente con los centros de decisión estatales, mientras que el Barça responde a una sensibilidad más catalana, más arraigada a su entorno.
No fue la única referencia directa al club blanco. Laporta también insistió en que desde Madrid existe una obsesión constante por condicionar el relato futbolístico, señalando especialmente la influencia mediática de la televisión del club rival. Según él, esa presión busca “oscurecer” la hegemonía del mejor Barça de la historia y alimentar el caso Negreira, que el presidente volvió a definir como un “asesoramiento arbitral”.
En paralelo, defendió las buenas relaciones con Javier Tebas y criticó abiertamente a quienes buscan forzar su salida desde la órbita madridista. Un mensaje que añade más leña al fuego en un momento en que LaLiga observa cambios, tensiones y reajustes constantes.
Más allá del ruido mediático, Laporta quiso transmitir estabilidad. Respondió preguntas sobre el nuevo Camp Nou, asegurando que las obras avanzan a buen ritmo gracias a los tres turnos de trabajo diarios y que los socios han mostrado paciencia ante un proceso complejo, pero necesario. El estadio, símbolo físico del barcelonismo, se erige como parte de un futuro renovado, según Europa Press.
También abordó el escenario electoral, dejando claro que no pretende perpetuarse en el cargo. “No haré un Putin o un Maduro”, dijo entre sonrisas, remarcando que, si se presenta, será la última ocasión según los estatutos.
En cuanto a los fichajes, Laporta defendió con convicción la capacidad económica del club. Aseguró que el Barça puede asumir una gran incorporación si el mercado lo exige, aunque subrayó que el verdadero valor del proyecto está en el equipo, no en acumular estrellas. “Muchos gallos en un mismo corral no funcionan”, comentó, reflejando una visión más coral y menos galáctica del futuro azulgrana.
Sus palabras, directas y con intención, vuelven a mover el tablero. Y como siempre que Laporta habla de Madrid y Barça, el debate está servido.