El Real Madrid vive un momento delicado. El empate ante el Girona (1-1) ha sido mucho más que un simple tropiezo: ha puesto en evidencia una tendencia alarmante que se viene repitiendo durante las últimas semanas. El equipo de Xabi Alonso, que hace apenas un mes se mostraba sólido y dominante tras superar al Barça en el Clásico, ha perdido esa versión fiable que lo caracterizó en el arranque del curso. Y lo más preocupante es que el desplome tiene un patrón claro: ocurre siempre lejos del Santiago Bernabéu. Fuera de casa, el equipo se deshace, concede demasiado y sufre para sostener partidos que antes controlaba con autoridad.
Las cifras hablan solas. Tres empates consecutivos en LaLiga y cuatro pinchazos en los últimos cinco encuentros reflejan un equipo que ha pasado de tener uno de los mejores arranques ligueros de su historia a encender todas las alarmas. Desde noviembre, apenas dos victorias en seis partidos confirman que el Real Madrid ha entrado en una dinámica que recuerda al famoso “noviembre negro” del que hablaba Hansi Flick. La derrota en Anfield, el empate sin goles en Vallecas, el 2-2 sufrido en Elche y el reciente punto ante el Girona dibujan un escenario complicado para un equipo que, a domicilio, ha perdido solidez, autoridad y claridad ofensiva.
Si algo sorprendía del equipo en las primeras jornadas era su capacidad para presionar alto, recuperar rápido y anular al rival desde la intensidad. Sin embargo, esa versión se ha ido diluyendo. Antes del frenazo, el Madrid promediaba más de 10 recuperaciones por partido en campo contrario; en los últimos encuentros la cifra cae hasta poco más de seis. El equipo concede más remates, gana menos duelos y muestra una fragilidad impropia de un aspirante al título, según Europa Press.
Ni siquiera el gran nivel de Courtois ha sido suficiente para sostener un bloque que encaja demasiado. Solo una portería a cero en las últimas salidas explica parte del problema: falta solidez, faltan automatismos y faltan respuestas ante rivales intensos que, en su estadio, saben cómo incomodarlo. Las bajas en defensa tampoco ayudan, pero el bache va más allá de nombres propios. Es un asunto de estructura.
El calendario no dará tregua. El próximo desafío será San Mamés, un estadio que el curso pasado ya fue escenario de un golpe duro. El Athletic llega fuerte, y el Madrid, que ha perdido 11 partidos como visitante en lo que va de 2025, no puede permitirse seguir cediendo terreno. Está a un solo punto del liderato, pero las sensaciones actuales cuentan más que la clasificación.
La situación preocupa, pero no es irreversible. Xabi Alonso ya ha demostrado capacidad para construir un equipo competitivo. La cuestión es si podrá recuperar, a tiempo, esa versión fiable que hoy parece haberse esfumado cuando el Real Madrid sale del Bernabéu. Porque la Liga no espera, y el margen de error se reduce cada semana.