Este 20 de noviembre, Tamara Falcó celebró sus 44 años con una agenda repleta y con la elegancia que siempre la caracteriza. Sin embargo, incluso en un día tan especial, la marquesa de Griñón no pudo evitar protagonizar un momento de tensión en el plató de El Hormiguero. Durante la emisión, la periodista Cristina Pardo le reprochó a Tamara que, a pesar de recibir felicitaciones a primera hora de la mañana de amigas en común, aún no había respondido hacia la noche.
El momento más comentado llegó cuando el programa puso la sintonía del Cumpleaños Feliz. Mientras todos en el plató cantaban al unísono, Cristina Pardo se mantuvo al margen, provocando que Tamara, entre risas, le pidiera que se uniera: «¡Canta, hombre!» La periodista se justificó con humor: no quería cantar después de la interpretación de Marta Sánchez, la invitada de la noche, y además recordaba que había alguien del grupo de amigas que había felicitado a Tamara desde temprano, y la marquesa aún no había respondido.
Tamara, que no es ajena a este tipo de situaciones, no perdió la compostura y lanzó su pullita con una sonrisa: «Me he levantado a las 10:48, tenía el móvil saturado y decidí ocuparme de otras cosas antes de contestar… un poco rencorosa tú, ¿no?» La tensión se disolvió rápidamente en risas, mostrando la complicidad y el buen humor que suele caracterizarla, incluso en estos momentos más delicados.
A pesar del pequeño encontronazo, la celebración de Tamara estuvo llena de gestos entrañables. Trancas, uno de los colaboradores del programa, destacó que la marquesa tuvo el detalle de llevar dulces para todo el equipo: pasteles, bombones e incluso unas “palmeritas horrorosamente ricas”, según bromeó Juan del Val. La generosidad y cercanía de Tamara con quienes la rodean quedó más que evidente, demostrando que su carácter amable supera cualquier tensión pasajera.
Fuera del plató, su marido, Íñigo Onieva, la esperaba para continuar con la celebración en el centro de Madrid. Tamara confesó que por la mañana ya había recibido una sorpresa especial: tarta y globos, un gesto que valoró enormemente. Entre la familia, amigos y compañeros de trabajo, la marquesa pudo disfrutar de su día con risas, cariño y, como no podía faltar, un toque de humor ante las pequeñas “pullas” de sus allegados.